Wednesday, August 23, 2006

Centralidad y decadencia del Kataeb en la política libanesa del siglo XX


Kataeb o Falange Libanesa
La Falange Libanesa (Kataeb) nace estrechamente vinculada a la familia Gemayel, una de las más influyentes en la comunidad maronita todavía hoy, en los años 30 del pasado siglo. Esa relación familiar con un partido político no es, en Líbano, una circunstancia excepcional: los principales clanes familiares (maronitas o no) se dotarían de sus correspondientes partidos políticos a lo largo del siglo XX. El patriarca de la familia, Pièrre, la funda en 1936 inspirándose -en alguna medida- en el pensamiento del español José Antonio Primo de Rivera. Le acompañaron en la aventura el periodista George Naccache y Charles Hélou, quienes abandonarían pronto el partido. Ya desde sus inicios propone la independencia del Líbano, oponiéndose a la presencia francesa, y colaborando en esta tarea con los sunitas de al-Najjadah.
El Kataeb arraiga especialmente entre los cristianos maronitas, si bien también se incorporarán, al mismo, cristianos de otras confesiones y musulmanes partidarios de un nacionalismo libanés moderno, no arabista, de tintes corporativistas. Así se vinculan, de manera mítica, con el pasado fenicio de aquellas tierras en un esfuerzo de definición de la pluralísima identidad libanesa, auténtico microcosmos del apasionante mundo árabe. Su lema inicial fue Dios, Patria, Familia. Pero, no obstante esas otras militancias cristianas y musulmana, siempre se le ha identificado como un partido esencialmente maronita.

Líbano, Nación Árabe y Umma
Aquí debemos destacar una primera división ideológica de los políticos libaneses, derivada de la perspectiva nacional de sus respectivos partidos: los que defienden la identidad e independencia libanesas, por encima de su pertenencia a la cultura árabe (caso del Kataeb, el Partido Nacional Liberal, el Movimiento Patriótico Libre, el Partido Socialista Progresista…); los partidarios de su integración en Siria (Partido Sirio Social Nacionalista, principalmente); quienes siguen propugnando una gran “Nación Árabe” (caso del Movimiento Popular Nasserista, especialmente arraigado entre los sunitas de Sidón, y el Partido Baas); y, por último, quienes aspiran a la recreación de la Umma (comunidad de los creyentes musulmanes), caso de Hizbulá, Grupo Musulmán (Hermanos Musulmanes de Líbano), Amal…
Debe señalarse que la confesión cristiana de tantos políticos libaneses no determina necesariamente uno u otro posicionamiento. En principio, una buena parte de los cristianos libaneses, especialmente los maronitas, son partidarios de la independencia libanesa. No obstante, algunos libaneses cristianos figuran entre los primeros miembros del partido Baas (en el poder en todavía en Siria y, durante décadas, también en Irak) del que existe todavía hoy una rama en el Líbano, si bien en su mayor parte son sunitas. Por otra parte un partido promueve expresamente la unión con Siria: el Partido Sirio Social Nacionalista, fundado por el cristiano libanés Anton Saade en 1932, cuya mayor influencia irradia entre los cristianos libaneses greco-ortodoxos y greco-católicos, y que se encuentra alineado con Hizbulá y los partidos más izquierdistas de Líbano.
Una última precisión. Pretender la integración en Siria no agota las posibilidades de relación con su interesado vecino. Así, todos los partidos son bien anti o pro-sirios. Y en ocasiones cambiarán de orientación según diversas circunstancias, intereses familiares, etc. Por ejemplo, en su día el Kataeb, fervoroso partidario de la independencia, reclamó a Siria el envío de una fuerza militar que facilitara la pacificación del país y el control de los palestinos instalados en Líbano. Posteriormente Siria se volvió en contra de sus antiguos aliados, apoyando indistintamente a las diversas facciones en pugna, debilitando así las fuerzas del Líbano e imponiendo a sangre y fuego –y por agotamiento nacional- la “paz siria”, antesala de la frustrada Gran Siria.

Bashir Gemayel
Pero volvamos a la historia del Kataeb. El partido se opuso enérgicamente a la presencia palestina, que llegó a constituir un verdadero “Estado dentro del Estado” de la mano de la OLP gracias a la endémica debilidad y ambigüedad del Estado libanés. De hecho, ya desde 1975 se desarrolló una verdadera guerra no declarada entre la OLP y el Kataeb, alineándose, con uno u otro bando, todos los partidos libaneses, salvo el Partido Democrático, que pretendía un Estado aconfesional, moderno y sin cuotas parlamentarias de adscripción religiosa como todavía se practica. En ese sentido, ante un “enemigo común” -la OLP y sus aliados- el Kataeb confluyó tácticamente con Israel en los años 80 del pasado siglo; si bien esa política de alineamiento apenas sobrevivió a su joven y carismático líder Bashir Gemayel.
Hijo de Pièrre, Bashir alcanzó el mando supremo del Consejo Militar del Kataeb, logrando unificar a buena parte de las milicias armadas cristianas en las Fuerzas Libanesas (también conocidas mediáticamente como Milicias Cristianas Unificadas), creadas en 1977. Además de las milicias armadas del Kataeb, integró a los denominados Guardianes de los Cedros (dirigidas Etienne Saqr), y la milicia Ahrar (Partido Nacional Liberal, liderado por la familia Chamoun, otro de los clanes maronitas). En 1978 lanza un ataque contra Zghorta, localidad feudo del clan maronita de los Franjieh (otra saga maronita al igual que las dos ya citadas), derrotando a la llamada “Brigada Marada”, su milicia privada, y asesinando al hijo del anciano expresidente de Líbano, Tony. Y el 7 de julio, mediante un golpe de mano, terminan por eliminar la relativa autonomía de sus antiguos aliados de Ahrar.
El 23 de agosto de 1982, a la vez que Líbano es invadido por Israel con el objetivo de expulsar a Arafat y su OLP, Bashir Gemayel es nombrado presidente de Líbano, siendo asesinado a los 7 días de su proclamación; hecho acaecido un 14 de septiembre de 1982 a resultas de un atentado con coche bomba contra la sede central del Kataeb en Beirut, que también costó la vida a más de 60 personas. Todavía no se sabe quien ejecutó y ordenó el atentado. Han circulado varias versiones. Así, inicialmente fue detenido un miembro del Partido Sirio Social Nacionalista, Tanios Habib Chartouni , como presunto autor del magnicidio. Posteriormente predominó otra versión sobre los orígenes del atentado: un comando, dirigido por el capitán Naysif, habría colocado 50 kilogramos de TNT, suficientes para destruir todo el edificio ocupado por el estado mayor del Kataeb en Achafrieh. La orden habría partido del teniente coronel Mohamed Ganen, jefe de operaciones del servicio de información sirio en Líbano…
La noche del 16 al 17 del mismo año se producen las matanzas de Sabra y Chatilla, como represalia al magnicidio, y cuyas responsabilidades últimas todavía no se han aclarado por completo, ahora que Ariel Sharon agoniza inconsciente desde hace meses. Esas incalificables matanzas, indudablemente ejecutadas por algunas unidades de las Fuerzas Libanesas, oscurecieron los asesinatos masivos de civiles cristianos en Damour, el Chouf y otras localidades y territorios de Líbano, a manos de milicianos palestinos, sunitas, chiítas y drusos.

Amin Gemayel y Samir Geagea
Su hermano Amin releva a Bashir en la presidencia libanesa y su primo Fadi Frem en la jefatura de las Fuerzas Libanesas, quien será relevado a su vez por Fuad Abi Nader y, finalmente, por los aguerridos y controvertidos Samir Geagea y Eli Hobeika. El segundo iniciará negociaciones secretas con los sirios, al objeto de terminar con los enfrentamientos armados, lo que provocó el ataque de Samir Geagea contra su cuartel general situado en Karantina el 15 de junio de 1986, donde es sitiado hasta la intervención del ejército libanés, partiendo para el exilio. De esta manera Samir Geagea se erige en líder indiscutible de las Fuerzas Libanesas, emancipándose de la tutela del Kataeb, que carece de un liderazgo fuerte y efectivo; no en vano Amin, una vez finalizada su presidencia, se exiliará fuera de Líbano.
Amin Gemayel cesa como presidente en septiembre de 1988 y nombra primer ministro de un gobierno militar interino al general cristiano maronita Michel Aun (jefe del Estado Mayor), cargo que correspondía a un musulmán sunita. Michel Aun contará con un 40% del ejército libanés, especialmente de su artillería, las milicias de las Fuerzas Libanesas, al menos inicialmente, el apoyo político del Partido Nacional Liberal de Dany Chamoun (años después asesinado por una explosión accionada seguramente por agentes sirios) y el internacional del presidente irakí, el baasista Saddam Hussein.
La Asamblea Nacional se reúne en Tarif (Arabia Saudita) con el objetivo de llegar a un nuevo pacto de reconciliación nacional, alcanzándose tal el 5 de noviembre de 1989, bajo la tutela y presión sirias. Además de un nuevo equilibrio político entre las diversas comunidades (paridad entre musulmanes y cristianos y reducción del número de parlamentarios electos), se acordó el desarme de las diversas milicias, lo que incumplieron los chiítas de Amal y de Hiuzbulá, así como los drusos del PSP. René Moawad será elegido presidente de Líbano, siendo asesinado 17 días después. Es relevado inmediatamente por Elías Haraui.
Con los apoyos antes mencionados, habiéndose creado otro gobierno rival en Beirut oeste, Michel Aun imprudentemente lanzará su denominada “Guerra de liberación nacional” contra Siria, exigiendo a las Fuerzas Libaneses que se integraran en el esfuerzo disolviéndose, a lo que se opone Samir Geagea acaso impulsado por la trama económica en la que se apoyaba dicha milicia. Ello provoca feroces enfrentamientos entre el ejército regular libanés fiel a Aun y las milicias de las Fuerzas Libanesas, siendo derrotadas y desarmadas a finales de 1990 a un alto precio de sangre cristiana.
Poco después, el ejército sirio derrota a Michel Aun, después de sitiar y bombardear el llamado “reducto cristiano” de Beirut este, el 13 de octubre de 1990, refugiándose Aun en la embajada francesa. Al objeto de ahogar la resistencia, el ejército sirio asesinará a más de 700 militares cristianos fieles a Aun en los días siguientes, consolidándose una ocupación que se prolongará durante 15 años.
Los políticos cristianos supervivientes y no exiliados, en su mayor parte aceptarán los Acuerdos de Tarif como única vía para la pervivencia de las comunidades cristianas tras su derrota. También Geagea aceptará el pacto, desarmando a los restos de su milicia. Pero todo ello bajo el “modus vivendi” impuesto por Siria,
En 1994 Samir Geagea es encarcelado, siendo acusado de diversos atentados terroristas, todavía sin resolver, entre ellos los asesinatos de Rachid Karamé (1987) y Dany Chamoun (1990). En este contexto, el gobierno libanés emite un decreto de disolución de las Fuerzas Libanesas, que pervivirán como una fuerza política semiclandestina, sufriendo la represión siria, así como el asesinato, el encarcelamiento de destacados militantes, y la desaparición de otros muchos.
Heli Hobeika, el antiguo dirigente de Fuerzas Libanesas derrotado por Geagea, habiendo regresado a Líbano, se convertirá en un político cristiano pro-sirio, referencia de amplios sectores de las comunidades maronitas. Morirá asesinado el 24 de enero de 2002. Nunca se supo quien accionó la bomba que lo destrozó. Se sospechó que pudiera haberlo ordenado alguno de sus antiguos amigos sirios, quienes lograron así “callarle la boca” ante el riesgo de que confesara, algo de lo mucho que sabía, a los investigadores internacionales de las matanzas de Sabra y Chatila de 1982 y de otros sucesos violentos de la reciente y agitada historia libanesa.

La decadencia del Kataeb
Pierre Gemayel, jefe nominal del Kataeb, muere en 1984. Es sucedido en la dirección del partido por Elie Karameh (1984-1986) y después por George Saade (1986-1988). Munir al-Hajj sucede a Saade, ya en 1999, iniciando una política de aproximación a Siria, de modo que en las elecciones legislativas de 2000 se presenta en una candidatura pro-siria junto al ministro del interior, Michel Murr, y otros destacados dirigentes del Partido Sirio Social Nacionalista. Para suceder a Munir al-Hajj compiten poco después dos candidatos: Amin Gemayel, en Líbano desde julio de 2000, y el pro-sirio Karim Pakradumi, quien triunfó el 4 de octubre de 2001; lo que provocó la escisión del partido.
El boicot preconizado por las formaciones políticas libanesas mayoritariamente cristianas en las diversas elecciones celebradas en los 10 años que siguieron a la derrota de Aun, por considerarlas ilegítimas y controladas por el ocupante sirio, les marginó de los centros de decisión del Líbano actual, salvo a los sectores maronitas seguidores del fallecido Suleiman Franjieh, que sí colaboraron, y del mencionado Heli Hobeika.
El asesinato, tampoco esclarecido, del antiguo primer ministro Rafia Hariri, el 14 de febrero de 2005, además del de otros políticos y periodistas anti- sirios, impulsó la llamada “revolución del cedro”, dirigida contra los ocupantes sirios, y en la que desarrollarán particular activismo los militantes de las Fuerzas Libanesas. En abril de 2005 las tropas sirias terminan de abandonar Líbano. El día 7 de mayo de 2005, Michel Aun retorna a su patria. Su partido político, el Movimiento Patriótico Libre, en coalición con dos pequeños bloques, conseguirá en total 21 diputados en las elecciones legislativas de mayo y junio de 2005, constituyéndose en el grupo más numeroso de las fuerzas cristianas y una de las más potentes de todo Líbano. Fuerzas Libanesas, por su parte, integrante de la coalición anti-siria liderada por el sunita Movimiento Futuro, conseguirá 5 diputados. Su líder, Samir Geagea, fue amnistiado el 18 de julio de 2005.
Partidos políticos mayoritariamente cristianos hoy
Si bien durante décadas el Kataeb aglutinó al sector más numeroso y políticamente decisivo de la comunidad maronita (llegó a alcanzar 80.000 afiliados a finales de los años 70, según fuentes propias), pagó un alto precio que le arrastró a una progresiva decadencia. Su capitidisminuido estado actual está determinado por varios factores: el predominio durante toda confrontación civil de la organización paramilitar y sus exigencias materiales e imperativos tácticos, lo que desembocó en la independencia de las Fuerzas Libanesas del “partido-madre”; los avatares políticos nacionales e internacionales; la permanente distorsión provocada por las intervenciones militares israelíes; el tutelaje del “gran hermano sirio”; la irrupción de nuevas fuerzas políticas lideradas por políticos oportunistas (caso de Michel Aun); la desaparición por diversos motivos de sus líderes carismáticos, antaño aglutinadores de mayores empeños y voluntades.
Todo ello se concretó en la escisión de la organización en dos partidos políticos: el Kataeb libanés liderado por Amin Gemayel (anti-sirio, integrante de la coalición liderada por el Movimiento Futuro, con dos parlamentarios electos en las legislativas de 2005, entre ellos un hijo de Amin llamado como el abuelo), y el dirigido por Karim Pakradouni (con un parlamentario electo en 2005, Nader Surcar, en la coalición pro-siria integrada por Amal, Hizbulá y el PSSN). Puede sumárseles una tercera formación que a “Kataeb” añade la denominación Partido Demócrata Social (liderada por el antiguo dirigente de Fuerzas Libanesas, Fuad Abi Nader).
En esta evolución y decadencia del Kataeb puede observarse que su electorado natural más combativo ha optado por Fuerzas Libanesas. Y, acaso, otros sectores más posibilistas se decidieron por una estrella en alza: el ecléctico, neoliberal y más oportunista Movimiento Patriótico Libre de Michel Aun, que alcanzó un total de 15 parlamentarios encabezando una coalición alternativa a la anti-siria y a la pro-siria, sumándoseles otros 6 parlamentarios.
Encontramos a más cristianos en otras formaciones, conforme los resultados legislativos del 2005: los 2 parlamentarios del Partido Sirio Social Nacional (de las dos iglesias griegas); en las listas del mayoritariamente sunita Movimiento Futuro de Saad Hariri, ganador de las elecciones (con fuerte presencia de las confesiones cristianas no maronitas, con un total de 10 parlamentarios cristianos por 18 musulmanes); en el Partido Socialista Progresista de Walid Jumblat (6 maronitas y 1 greco-ortodoxo, junto a otros 7 drusos); la lista Qornet Shehwan integrada en la mencionada coalición anti-siria (que suma a los 3 parlamentarios maronitas del Partido Nacional Liberal y a los 2 del Kataeb-Gemayel); entre los chiítas de Amal (2 maronitas y 1 griego católico de un total de 15 parlamentarios); y en Hizbulá (1 maronita de un total de 14 parlamentarios). Cristianos son, en su mayoría, los parlamentarios de los otros dos grupos vinculados a Michel Aun, 4 de los 6 del Bloque Elias Skaff, y los dos del Bloque Murr. Señalemos, también, que buena parte de los parlamentarios independientes, presentes en las tres corrientes, son cristianos de las diversas confesiones.
Y, por último, mencionemos que es notable la presencia de cristianos de ideología izquierdista entre los paramilitares de la Brigada Saraya, de Hizbolá, y, especialmente, en el pequeño pero influyente Partido Comunista Libanés.

El puzzle libanés
¿Cómo se explica esa aparente confusión? ¿No se presentan, acaso, como partidos estrictamente confesionales?
Los 128 parlamentarios actuales se eligen por circunscripciones territoriales, asignándose a las diversas confesiones religiosas un número cerrado de representantes en cada una de ellas con criterios de proporcionalidad según el censo de los años 40 del pasado siglo. De esta manera, los diversos partidos deben incluir a miembros de otras confesiones si quieren ganar escaños en territorios ajenos. Pero a pesar de todo ello, si bien añade complejidad al mapa electoral y a las relaciones sociales libanesas, está todavía muy lejos de un Estado aconfesional y plenamente democrático, tal y como reivindican un número creciente de pequeños partidos y sectores sociales (tanto pro-sirios como anti-sirios, cristianos y musulmanes). Lo anterior también debe cruzarse con la poco permeable pirámide económico-social: predominio sunita entre las clases más acaudaladas (existiendo una importante presencia greco-ortodoxa); una comunidad maronita mayoritariamente de clase media; y un predominio chiíta entre los sectores más desfavorecidos.
No es posible –en definitiva- describir fielmente la compleja situación libanesas desde las facilonas dicotomías al uso: la confesional religiosa, la división entre pro y anti-sirios, pro y anti-norteamericanos, pro y anti-israelíes; que no se superponen ni se corresponden en absoluto. Además, la orientación y los juegos de alianzas de las diversas formaciones pueden llegar a ser desconcertadamente cambiantes, dando lugar a sorprendentes compañeros de viaje. Así, los mayoritariamente cristianos del Movimiento Patriótico Libre de Michel Aun y sus aliados (18 parlamentaros cristianos por 3 musulmanes) se coaligaron post-electoralmente con los pro-sirios (28 musulmanes por 7 cristianos); sumando 31 musulmanes por 25 cristianos. Por el contrario, el Bloque Opositor suma 33 musulmanes por 39 cristianos. Ciertamente, la tendencia anti-siria entre los cristianos es evidente, pero no es nada desdeñable la aportación cristiana (especialmente entre los no maronitas) al bloque pro-sirio.
Un difícil e inestable futuro
En cualquier caso, esta sorprendente complejidad social y política de Líbano no debe inducirnos a confusión. Un dato es evidente: la numerosa emigración libanesa es mayoritariamente cristiana, en buena medida impulsada por la consolidación de un clima socio-político progresivamente ajeno a la mentalidad occidental y estilo de vida de los cristianos libaneses. El creciente fundamentalismo islámico, especialmente visible en numerosos barrios y pueblos de todo Líbano, abrumador en muchos supuestos, “ahoga” poco a poco a los cristianos libaneses, quienes temen pagar los “platos rotos” de la actual confrontación Hizbulá-Israel; sabiéndose minoría “tolerada” en un océano musulmán en tempestad.
Sin duda, la actual crisis regional, focalizada en la lucha Israel-Hizbulá, traerá serias repercusiones al Líbano. Aunque Hizbulá sea desarmada, saldrá reforzada políticamente, al haber pulverizado el mito de la supremacía armada israelí; lo que redundará en un previsible avance de los sectores pro-sirios libaneses. Por otra parte, el desarme de Hizbolá podría facilitar la total extensión y consolidación del Estado libanés, que de ser efectivo alejaría de Hizbolá a los sectores sociales que asiste en lugar del Estado y cuya repercusión electoral pudiera neutralizar el reforzamiento moral de los radicales chiítas. En todo caso, nada se ha resuelto de manera definitiva, de modo que los más serios problemas permanecerán; tal vez incluso aumentando la división de los sectores confesionales entre sí, y la de ellos con los incipientes movimientos sociales que reclaman una democracia no confesional, igualitaria y moderna.
Los cristianos forman parte indisoluble del Líbano. Pese a las enormes dificultades sufridas, vienen acreditando desde hace siglos su voluntad de permanencia y supervivencia, que en alguna medida parece estar asegurada por la compleja trama de relaciones sociales que mantienen con las demás comunidades allí presentes (sunitas, chiítas, alawitas, drusos, armenios, kurdos), y con el siempre influyente vecino sirio.
Son previsibles, por último, algunos cambios en el mapa político libanés, especialmente en el campo cristiano. Los vaivenes de Michel Aun, especialmente su pacto con Hasan Nasralá, el héroe de Hizbulá, seguramente le pasarán factura electoral, reforzándose el Bloque Opositor y, dentro del mismo, las fuerzas cristianas más firmes y fieles a sus principios; es decir, el Kataeb de los Gemayel, las Fuerzas Libanesas y el Partido Nacional Liberal. No obstante su débil presencia actual puede ser un importante obstáculo en su lógica recuperación.


Direcciones electrónicas de interés
Opus Libani, portal de internet de la Iglesia católica:
http://www.opuslibani.org.lb/
Lebanese Kataeb, sector Gemayel:
http://www.al-kataeb.org/
Party Kataeb, sector Karim Pakradouni:
http://www.alkataeb.com/
Partido Kataeb Demócrata Social:
http://www.socialdemocratic.org/kataeb/
Fuerzas Libanesas:
http://www.forze-libanesi.com/
Guardianes de los Cedros:
http://www.cedarguards.org/
Movimiento Patriótico Libre:
http://www.tayyar.org/
Partido Nacional Liberal:
http://www.ahrar.org.lb/
Partido Sirio Social Nacionalista:
http://www.ssnp.com/
Hizbulá:
http://www.hizbollah.org/
Partido Socialista Progresista:
http://www.psp.org.lb/
Amal:
http://www.amal-movement.com/
Movimiento de la Renovación Democrática:
http://www.tajaddod.org/
Izquierda Democrática:
http://www.democratic-left.org/
Partido Comunista Libanés:
http://www.lcparty.org/
Grupo Musulmán (Hermanos Musulmanes):
http://www.aicp.org/
Federación Revolucionaria Armenia:
http://www.arf.am/
Partido Social Demócrata Hunchakian (armenio):
http://www.hunchak.org.au/
Cristianos Libaneses:
http://www.cristianoslibaneses.blogspot.com/
•- •-• -••••••-•Fernando José Vaquero Oroquieta

Monday, August 21, 2006



En el nº 106 de su revista el Foro Arbil nos ofrece un recopilatorio especial sobre la situación en el Libano y en el mundo Árabe, con especial atención a la dificil situación cristianos de esos paises.

http://www.arbil.org/arbil106.htm

La crisis de la comunidad cristiana del Líbano.

Tras la II Guerra Mundial y la caída del Imperio Turco, en Oriente Medio hubo un reparto del espacio en Estados, todos ellos igualmente artificiales.
A los judíos de Oriente Medio les correspondió Israel (una concesión territorialmente discriminatoria, pues en proporción a su población les hubiera correspondido un territorio mayor. Y Líbano con mayoría cristiana tendría que haberse convertido en el Estado Cristiano de Oriente Medio, y de hecho lo fue durante algún tiempo. Durante el tiempo que Líbano tuvo mayoría cristiana se convirtió en la Suiza de Oriente, y fue el país más desarrollado, comercial y culto de toda la zona.
En la década de los 70 del siglo pasado, llegaron los palestinos de la OLP, que acababan de perder la guerra. Acababan de perder una guerra en Jordania, cosa no demasiado trágica para la OLP que vivía de alimentar el victimismo, sobre todo frente a Europa. Pero de pronto se encontraron sin territorio y decidieron que Líbano con un Estado muy débil era el sitio apropiado. La continuación de la historia fue alimentar una guerra civil en Líbano.
Sólo entre 1983 y 1985 fueron destruidos unos 300 pueblos cristianos. Y el genocidio cristiano continuó a pesar de las heróica actuación de las Falanges Libanesas. Hoy hay en Líbano unos 4,4 millones de habitantes, de los que solo 3,5 millones han nacido en Líbano, y de esos, la mitad aproximadamente son cristianos.
Poco más de 1,7 cristianos hay en el Líbano actualmente. En cambio, la diáspora libanesa en el mundo supone 16 millones de personas de las que el 80 por ciento (casi 13 millones) son cristianos. Así y todo, la comunidad cristiana del Líbano es la comunidad cristiana más importante de todo Oriente Medio y una de las pocas que aún resiste frente a la persecución de un islamismo cada vez más agresivo.
En unas recientes declaraciones recogidas por ACIPRENSA, el Patriarca de Antioquía (católicos maronitas), Cardenal Nasrallah Sfeir, expresó su preocupación por la "devastación progresiva" en el Líbano y la consecuente "emigración de cada vez más cristianos que no van a regresar" al país.
"Nos hemos mantenido en el mundo árabe por dos mil años, pero ahora las cosas están yéndose en picada con mucha rapidez. La crisis actual está ampliando esta tendencia dramáticamente", dijo el Cardenal a la agencia Spiegel Online. Y añadió una idea llena de sentido comun: si Hezbollah llegase al poder en el Libano, "los cristianos lo dejarían en grandes grupos".
Asimismo, el Purpurado expresó su apoyo al plan de paz del Primer Ministro Siniora que busca el desarme de todas las milicias shiítas. "Tan pronto como el alto el fuego entre en efecto y tan pronto como ambos lados intercambien prisioneros en las granjas en Shebaa sean devueltas al Líbano, Hezbollah no tendrá más el derecho a mantener una armada. Hezbollah se ha convertido en un estado dentro de otro con el apoyo de Irán -que aún envía armas para ese grupo fundamentalista-. Eso es algo que no aceptaremos después de la guerra", explicó el Patriarca.
El Cardenal Sfeir dijo también que el Líbano desea mantener buenas relaciones son Siria. "Rechazamos tolerar guerras cercanas en el territorio libanés. Eso quiere decir que Damasco (capital siria) tiene que aceptar la demarcación de la frontera con el Líbano y liberar a nuestros prisioneros".
De otro lado, el Purpurado expresó su deseo de que los palestinos "tengan su propio territorio como nosotros los libaneses lo tenemos. Pero la lucha palestina no puede pelearse desde el Líbano, el país más pequeño y más débil del mundo árabe".

El Alto el fuego en Líbano es solo una tregua.

El pasado sábado (12/08/2006) se aprobó por unanimidad la resolución 1701 por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que solicita:
a) El cese completo de las hostilidades entre Hezbolá e Israel
b) La liberación de los soldados israelíes secuestrados
c) La implementación de una fuerza conjunta del Ejército libanés y de la Fuerza Provisional de la ONU en el sur del Líbano (UNIFIL), que tomará el control del sur del país y de la zona delimitada por la Línea Azul toda vez que las fuerzas israelíes se retiren del territorio "lo antes posible".
d) Los países prohibirán el envío de armas o equipos militares a "cualquier entidad o individuo" en Líbano, excepto al Ejército libanés y los soldados de la ONU.
e) El secretario general de la ONU, Kofi Annan, desarrollará propuestas en un plazo de 30 días para desarmar a las milicias y para la delineación de fronteras, incluidas la zona disputada de las granjas de Shebaa, en la frontera entre Israel, Siria y Líbano.
Tras 34 días de una guerra devastadora, los combates terminaron el lunes a las 08 horas locales, en virtud de un acuerdo negociado por la ONU con Israel y Líbano después de la adopción de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad sobre un cese de las hostilidades. El alto al fuego provocó que miles de libaneses se echaran a la carretera para volver a sus casas, provocando serias retenciones en las carreteras, en especial desde Beirut al sur y al puerto de Tiro.
Desde entonces, Hizbollah ha disparado varias veces misiles contra Israel, pero aproximadamente el alto el fuego se ha respetado.
¿Que posibilidades hay de que esto sea el inicio de una paz firme y solida para la zona y especialmente para el Líbano? La respuesta es que las posibilidades son pocas, muy pocas, o más bien ninguna. Y las razones de esa afirmación son contundentes: La resolución 1701 no aporta prácticamente nada a lo que ya existía, y como no aporta nada, no cambia nada.
LA RESOLUCIÓN 1559
De hecho la resoluciónactual (1701) no hace sino repetir lo que en el 2004 (2 de septiembre) decidió la resolución 1559en la que se hacia un "llamamiento para que se respete estrictamente en todo el Líbano la soberanía, la integridad territorial, la unidad y la independencia política del Líbano bajo la autoridad única y exclusiva del Gobierno del Líbano". Para ello, pide que todas las fuerzas extranjeras restantes se retiren del Líbano (en ese momento, Siria ocupaba militarmente el Líbano, por lo que criticó la resolución) y exhorta a que "se disuelvan y desarmen todas las milicias libanesas y no libanesas".
Todas las fuerzas extranjeras se retiraron(Siria e Israel) y todas las milicias se desarmaron. Sin embargo Hizbollah no solo no se desarmo sino que con la ayuda de todo tipo de Siria e Irán, se continuo armando, y pasó a controlar todo el sur del Líbano (alentándose y fortificándose).
HIZBOLLAH
En este momento Hizbollah a aceptado tácitamente el alto el fuego (aunque ya ha empezado a provocar al ejercito Israelí con disparos puntuales de misiles).Pero desde luego ni se a desarmado, ni tiene ninguna intención de desarmarse según han manifestados distintos dirigentes. Y por supuesto sus intenciones de soltar a los soldados Israelí que tiene prisioneros desde el pasado día 12 de julio, son nulas.
Es más, de cara al mundo árabe, tanto Hizbollah como Siria y Iran, han presentado el alto el fuego como una victoria del grupo terrorista. Incluso Hamas va más lejos y, así, en su columna del 7 de agosto, 2006 en el diario bisemanal del Hamas Al-Risala, bajo el título "Victoria en el Líbano - Hacia una Tercera Intifada", Ibrahim Abu Heija alienta a Hamas a que use como un trampolín lo que ve de la victoria del Hizbullah hacia una tercera Intifada palestina".
Hizbollah no busca la paz. Busca como meta inmediata acabar con Israel. Y es absolutamente dudoso que cambie de estrategia puesto que no sirve a los intereses de Líbano o de los palestinos, sino de Irán, Siria y de una ideología radical y utópica.
La única posibilidad de paz en la zona seria el desarme completo de Hizbollah. Pero, ni los cascos azules tienen voluntad de realizar esa labor, ni el ejercito de Líbano puede. Es más, suponiendo que lo intentaran es prácticamente imposible acabar con Hizbollah mientras sus fuentes de suministro, Siria e Irán, se mantengan intacta. De hecho es lo que ocurre en Irak, y por lo que el terrorismo en Irak es imposible de erradicarse, tanto más en Líbano donde no existe una fuerza militar con voluntad y posibilidad de acabar con Hizbulah fuera de Israel.
FUERZA PROVISIONAL DE LA ONU EN EL SUR DEL LÍBANO (UNIFIL)
En la oscura legislación onusiana es difícil distinguir datos concretos, pero al parecer el mandato de la UNIFIL termina dentro de un año (en agosto del 2006), y para entonces, quizás antes, las fuerzas internacionales en el Líbano Se hayan retirado. Y no sería la primera vez: tras un atentado que costo la vida a 300 soldados de USA y Francia (23 de octubre del 2003), las tropas internacionales se retiraron del Libano en el 1984.
De hecho las UNIFIL se mantendrán en el terreno hasta que a Hizbulah le de la gana. En cuanto les estorben, comenzaran los atentados, los soldados occidentales muertos y a partir de ahí las UNIFIL tienen los dias contados. La unica forma de enfrentarse a Hizbullah en Libano es asumiendo que se van a parapetar tras escudos humanos, pero tras la campaña desatada contra Israel en la prensa occidental, es imposible que las fuerzas occidentales realicen la misma politica de Israel. Y por tanto la unica salida que les quedará es salir corriendo del Libano como ya lo hizo en el 1984.
LIBANO
Libano es un tipico producto de la convivencia de distintas religiones y culturas. Es un testimonio viviente de alianza de civilizaciones. Es decir, el Líbano es un autentico desastre, que hace decadas vive bajo una guerra civil unas veces latente y otras abierta.
En el libano los 3,8 millones de libanese se dividen en numerosas comunidades culturales o religiosas, que básicamente son o musulmanes (60%) o cristianos (40%). Pero ni siquiera esta división es clara, pues, por ejemplo, los shunitas se sienten más amenazados por la mayoria chií que por los cristianos, por lo que en el parlamento existe una cierta convergencia de shunitas y cristianos frente a los chiítas.
Es una situación que da como resultado un Estado sumamente debil acentuado porque el parlamento tiene representaciones proporcional a los diversos grupos religiosos del país, pero según un censo de los años 30. Pero el porcentaje de chiitas era mucho menor por entonces, con lo que la representación política actual está desproporcionada. Desde el fin del régimen colonial en 1943, los puestos importantes del gobierno son repartidos entre sectores particulares de la población. El presidente debe ser cristiano maronita, el primer ministro musulmán sunita y el presidente del parlamento musulmán chiita.
Hace dos años el gobierno libanés acordó en esa oportunidad implementar la Resolución 1559 de la ONU que exige el desarme de todas las milicias en su territorio. Todos los grupos en pugna que se enfrentaron en la sangrienta guerra civil se desarmaron. Pero, Hezbolá no lo hizo, por el contrario continuó rearmándose con el apoyo de Damasco y Teherán. Para muchos analistas, teniendo en cuenta las leyes internacionales, "el gobierno del Líbano es responsable por permitir que su territorio sea utilizado para actividades que dañan a otro Estado, y por no cumplir con la Resolución 1559 del Consejo de Seguridad de la ONU".
"Si el gobierno libanés hubiera llevado a cabo esta obligación, no habría habido guerra, y no habría habido bajas civiles libanesas", afirma el estadounidense David Horowitz, uno de los fundadores de la Nueva Izquierda en los años 60, que colaboró también con el Partido Black Panther.
Muchos dirigentes libaneses, y muy explícitamente los influyentes Walid Jumblatt, líder druso del Partido Socialista Progresista, y Saad Hariri, jefe de la Corriente del Futuro, en declaraciones a Le Figaro y al periódico saudí Oukaz respectivamente, han anunciado su intención de pedir responsabilidades a Hezbolá, tras el alto el fuego y en el marco de las instituciones libanesas.
El problema también es que el ejercito libanés es inferior en número y capacidad al de hizbollah, y además una parte del mismo está formado por chiítas que en caso de duda se decantarían por mostrar su fidelidad a Hizbollah.
Eso significa que si el control del sur del Líbano tiene que llevarlo a cabo una fuerza formada por fuerzas internacionales (de dudosa voluntad para un enfrentamiento armado) y un ejército libanés con unas capacidades bélicas muy dudosas, la consecuencia es que difícilmente van a ser capaces a medio plazo de mantener el control del sur del Líbano.
ISRAEL
En este marco, ¿por qué se ha apresurado Israel a aceptar el alto el fuego de la ONU? Porque es evidente que el enfrentamiento con Hizbollah, y más adelante con siria e Irán, es inevitable, y por tanto este alto el fuego es solo una tregua temporal. Pues, la razón parece ser que es una mera cuestión de imagen. Hizbollah estaba ganando claramente la guerra mediática. E Israel era presentado ante el mundo como un asesino de niños y mujeres libaneses. Ahora en cambio es la fuerza internacional la que tendrá que dar la cara ante Hizbollah. Y tal vez ahora se empiece a ver claro quienes son los terroristas de verdad.

Thursday, August 10, 2006

La retirada israelí del sur del Líbano. (junio 2000)

Israel se ha retirado, de forma precipitada y antes del plazo establecido, del sur del Líbano. ¿Qué ha pasado realmente? ¿Qué consecuencias se derivan de ello?

Una retirada precipitada.
El pasado día 23 de mayo Israel ha abandonado, de forma precipitada y poco clara, el territorio de casi 1.000 kilómetros cuadrados que ocupaba en el sur del Líbano, culminando la operación en la madrugada del día 24. Tal proyecto ya había sido comunicado a Naciones Unidas, estando previsto su culminación para el 7 de julio.
Israel ocupaba el sur del Líbano de forma permanente desde 1.978 aunque, a lo largo de todos estos años, se produjeron modificaciones territoriales en función de la coyuntura militar. El objetivo de la ocupación era puramente defensivo: El prevenir ataques armados de los radicales palestinos y, posteriormente, de la llamada “Resistencia Islámica” (la milicia del partido integrista chiíta libanés Hezbolláh) contra las poblaciones judías de la Alta Galilea. Con ello se establecía una “franja de seguridad” entre ambos Estados.
En esta ocupación, Israel se ha apoyado en el “Ejército del Sur del Líbano” (ESL), una fuerza auxiliar de unos 2.500 hombres, cristianos maronitas, chiítas y drusos; organizada ya en 1.978, a partir de algunos mandos desertores del ejército regular libanés. Su primer responsable fue el coronel Saad Haddad, ya fallecido. Es conocido que el ESL estaba por completo financiado y armado por Israel, actuando en conjunción con el Tsahal (ejército judío).
Los chiítas del ESL se han entregado a las milicias de Hezbolláh, mientras que los drusos y cristianos, en buena parte, lo han hecho al Ejército regular libanés. Los oficiales y parte de los milicianos cristianos, así como muchos de sus familiares directos, han sido acogidos en Israel (en total unas cinco mil personas). Unos 400 de ellos serán admitidos en Alemania en los días próximos, previo acuerdo con Israel, según anunciaron fuentes gubernamentales teutonas. Hassan Nassrala, Secretario General de Hezbolláh (el principal partido chiíta libanés) había anunciado un baño de sangre entre los “colaboracionistas”, lo que de momento no se ha confirmado, si bien se desconoce la suerte de varios cientos de prisioneros del ESL. Por otra parte, todos los integrantes del ESL están juzgados por el Estado libanés por el delito de traición; condenados a muerte sus dirigentes y a largas penas de prisión el resto de integrantes de la milicia.
En un intento desesperado por remediar lo inevitable, el actual máximo dirigente del ESL, el general retirado Antoine Lahad, había propuesto al Gobierno libanés la aplicación a sus hombres de las medidas de gracia empleadas, al término de la guerra civil libanesa, a todos los contendientes en la misma, excluyéndose él mismo. Tal propuesta no fué aceptada.
Este pequeño territorio libanés está habitado por una población en un 60 % chiíta, un 30 % cristiana, un 9 % drusa y 1 % siria.

La Resolución 425 del Consejo de Seguridad.
La ocupación permanente del sur de Líbano había dado lugar a la Resolución 425 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas de 1.978, que acordaba el total abandono del territorio libanés por parte de Israel, lo que no se había realizado. Israel ha abandonado también el sector libanés de las llamadas “granjas de Chebaa” (el 90 % correspondería a Siria), por lo que ha podido afirmar que dicha resolución 425 ya se ha acatado en su totalidad. Sin embargo, la Presidencia libanesa ha considerado, en un comunicado hecho público a mediados de junio, que Israel no ha abandonado completamente suelo libanés, pues lo ha hecho sólo hasta la llamada “línea azul” que en su día estableció Naciones Unidas y que, a su juicio, no corresponde a las fronteras internacionalmente reconocidas.
En el actual contexto internacional, Israel habría estado interesado en que el abandono se hubiera producido en el marco de unas conversaciones globales con Siria y Líbano y coordinado con las fuerzas de Naciones Unidas presentes en la zona. Pero ello no ha sido posible. En parte por la presión de Hezbolláh, se ha precipitado en la salida, provocando el desmoronamiento acelerado de su milicia aliada, proporcionando una imagen de falta de previsión y debilitando su posición en unas hipotéticas negociaciones de paz con Siria. Por ello, se ha dicho que Israel gana las batallas en el terreno militar, pero las pierde en el político.
Es importante destacar que el Gobierno libanés, con la excusa de que Naciones Unidas no le había notificado la retirada, y que la misma sólo se ha verificado hasta la “línea azul”, no ha participado en la recuperación del sur de su territorio, dejándolo en manos de la milicia integrista. Hasta el día 25 de mayo no se movilizó, desplegando entonces apenas un centenar de policías en algunas aldeas de mayoría cristiana. Y en esa decisión de no ocupar el sur, Siria no parece haber sido ajena. Lo que confirma la debilidad y dependencia del Gobierno de Beirut. De hecho, todavía no ha entrado en la zona su Ejército regular, habiéndolo hecho exclusivamente esas pocas fuerzas de policía.

Las negociaciones de paz con Siria: debilidad de Israel.
En la política interna de Israel, la retirada militar de Líbano era una de las más importantes promesas efectuadas por el Partido Laborista, hoy día en el poder, en las últimas elecciones generales. Igualmente, esa medida era demandada con insistencia por los sectores pacifistas judíos (“Paz ahora”) y por los demás partidos políticos de tendencia izquierdista. No en vano, la intervención en Líbano ha provocado más de 1.200 muertos en las filas del Tsahal a lo largo de estos años.
Y en el plano internacional, con el abandono se pretendía dejar libre el camino a un posible acuerdo de paz con Siria.
Pero el camino no parece fácil.
Sin duda, el futuro de la milicia de Hezbolláh será una baza en las futuras negociaciones de paz entre Siria e Israel, asignatura pendiente del laborismo israelí y del fallecido líder sirio Hafez Al Assad.
La negociación parece clara: devolución de los Altos del Golán a Siria a cambio de un Tratado de Paz y garantías por este país de que cesarán los ataques armados contra Israel desde suelo libanés.
En tanto se llega a ese previsible acuerdo, Naciones Unidas debiera hacerse cargo de la franja sur mediante los efectivos de FINUL, tal como había adelantado el primer ministro libanés Salim Hoss. Así, el pasado día 27 de mayo, las primeras tropas de FINUL entraron en la franja sin encontrar oposición armada, aunque sí mucho recelo entre la población civil.

La muerte del Presidente sirio.
Otro factor ha abierto nuevas expectativas e incertidumbres en el futuro de la región. El día 10 de junio falleció el Presidente sirio Hafez Al Assad mientras hablaba por teléfono. Dado su delicado estado de salud, había designado a su hijo Bashar como su sucesor, realizando diversos movimientos en ese sentido. Pero la muerte, inesperada, ha hecho que esa obra quedara inconclusa, precipitando los acontecimientos.
Su hijo Bashar, reconocido ya como sucesor por el Ejército, intenta consolidar su liderazgo. Así, se han realizado algunas reformas constitucionales. Además, el día 18 de junio ha sido elegido Secretario General, por el noveno congreso del partido BAAS que se ha reunido por primera vez en 15 años, y nominado candidato a la Presidencia de Siria. Su candidatura deberá ser avalada por el Parlamento el día 25 de junio y ratificada, posteriormente, mediante referéndum popular.
El joven e inexperto Bashar tiene, ante sí, varios retos.
En lo que se refiere a la política interior, deberá en primer lugar consolidarse en el poder, lo que de momento parece estar logrando gracias al apoyo de los más directos colaboradores de su padre. Una vez logrado lo anterior, deberá afrontar la modernización del país, que atraviesa una profunda crisis económica.
Por lo que se refiere a la política internacional de Siria, deberá diseñar una nueva estrategia encaminada a la recuperación de los Altos del Golán, actualmente en manos israelíes.
Señalaremos que ha sido Ministro para Asuntos del Líbano, bajo la dirección de su padre, dando muestras de moderación y pragmatismo. Las relaciones con Líbano son un elemento fundamental de la política del régimen sirio, constituyendo este pequeño país, en la actualidad, una imprescindible fuente de ingresos. Por todo ello deberá, en un plazo breve de tiempo, aclarar sus intenciones hacia Líbano. De momento Amal y Hezbolláh (los partidos chiítas libaneses) han manifestado su total apoyo al nuevo líder.

La situación real de Líbano.
Con la retirada israelí, Líbano no recupera su soberanía, aunque así se aparente. Y para sostener tal afirmación, en contra de las apariencias formales, nos basamos en tres motivos:

1.- Un “Estado palestino dentro del Estado”. Continúan viviendo unos 350.000 palestinos, que cuentan con su propia organización, al margen del Estado libanés. Según diversos medios periodísticos desplazados a la zona, los grupos guerrilleros palestinos, radicados en los campamentos de refugiados del sur de Líbano, se están entrenando de nuevo, habiendo obtenido nuevo armamento.

2.- La presencia militar siria, cifrada en unos 35.000 hombres que controlan de hecho todo el país, salvo esa pequeña franja del sur ahora en manos de Hezbolláh.

3.- Hezbolláh. Es una incógnita, por otra parte, si Siria desarmará a Hezbolláh, o permitirá que esa milicia integrista, la única que persiste en todo Líbano, continúe con sus periódicos ataques a la alta Galilea israelí. No olvidemos que Hezbolláh es el partido más votado en las últimas elecciones legislativas libanesas; por lo que en estas circunstancias, su posición se fortalece cada día. Si el Gobierno libanés, con el beneplácito sirio, decidiera un día desarmar a los integristas, se correría el riesgo de un nuevo enfrentamiento civil. La alianza Siria – Hezbolláh no puede ser duradera. Su coalición ha sido circunstancial: Les unía el odio al enemigo judío. Pero el partido BAAS, en el poder en Siria, tiene planes para el Líbano en el que difícilmente entra Hezbolláh. Por otra parte, el BAAS es un partido laico y no confesional, mientras que Hezbolláh es un partido chiíta integrista, siendo Irán su fuente de inspiración.

Líbano es un Estado soberano formalmente, pero en la práctica es un protectorado sirio, materializado mediante el “Tratado de fraternidad, cooperación y coordinación” de mayo de 1.991“ y el “Tratado de defensa y seguridad” de septiembre del mismo año, que legitimaron la presencia militar siria. Por otra parte, varios cientos de miles de sirios trabajan en el Líbano de la reconstrucción, proporcionando a Siria importantes ingresos económicos, fundamentales para su pobre economía. Ello se reforzará, aún más, mediante la futura unión aduanera con Siria.
La resolución 520 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas establece el abandono de suelo libanés de TODAS las fuerzas extranjeras, haciendo referencia a la presencia militar siria. Pero no parece exista voluntad internacional en su exigencia, al menos de momento.

La situación de los cristianos.
En el nuevo orden mundial cuenta más el equilibrio entre las potencias regionales Siria e Israel que la pervivencia del Estado libanés, convertido en moneda de cambio en las difíciles relaciones entre ambos estados. En este complejo puzzle de oriente medio, en que una pieza modifica el equilibrio de las demás, la minoría cristiana, la más débil de todas las presencias de la zona, se ha visto de nuevo profundamente afectada.
Ello no ha impedido que desde algunos sectores de la sociedad libanesa (medios de comunicación, políticos cristianos, parte del mundo universitario) se hayan elevado voces pidiendo, en particular desde el abandono israelí del sur, que Siria se retire del Líbano.
Es comprensible, en este complejo contexto, que sea la de Juan Pablo II una de las pocas voces elevadas en defensa de la población cristiana del sur de Líbano ante la retirada israelí y el avance de los integristas.
La rápida visita, realizada el día 25 de mayo, del Ministro de Asuntos Exteriores de Irán al sur de Líbano y su invocación del papel de todos los libaneses, musulmanes y cristianos, en la victoria sobre Israel, parece un indicio de la efectividad de las peticiones del Santo Padre.

Arbil, anotaciones de pensamiento y crítica, Nº 34, junio de 2000

Líbano: el círculo de engaños de Elías Hobeika.

Más allá de las apariencias: datos para situar, en su contexto, el asesinato del ex ministro libanés Elías Hobeika. Un juicio diferente sobre un hecho pronto olvidado.

Círculo de engaños.
La película franco – alemana de 1981 Die Fälschung (traducida en España como “Círculo de engaños”), dirigida por Volker Dchlöndorff, fue uno de los pocos films europeos con un argumentado centrado en la guerra del Líbano. La película recoge todos los tópicos en que incurrió, con ocasión del conflicto libanés, buena parte de la intelectualidad y de la clase política europeas, constituyendo un contundente ejemplo de esa ceguera determinada por la ideología. El actor Bruno Ganz encarna al protagonista de la cinta, un periodista que quiere conocer sobre el terreno la realidad de la guerra. Su guía será una alemana (a la que da vida la sugerente Hanna Schygulla) cuyo amante es uno de los líderes de Al Fatah. En la película se describe perfectamente, entre otros episodios, la masacre de un pueblo cristiano por agresores palestinos. Los milicianos cristianos, por su parte, son presentados, en otros momentos, como unos sanguinarios y arbitrarios administradores de la muerte. Pero, pese a ello, las posiciones políticas y morales “progresistas” y palestinas salen reforzadas. La película alcanza su clímax con el asalto de los falangistas cristianos al campamento palestino de Tell Az-Zaatar (12 de agosto de 1976). En este contexto de extrema violencia, el protagonista se verá atrapado en un círculo de engaños en el que toda apariencia (tanto social como personal) encubre duras realidades.
En otro tremendo círculo de engaños, pero éste ya real, que le ha costado la vida, también se vio envuelto el libanés Elías Hobeika. El jueves 24 de enero de 2002 un potente coche bomba acabó con su vida, la de su hijo y las de sus guardaespaldas. Todas las miradas se volvieron hacia el primer ministro israelí Ariel Sharon, presuntamente implicado, al igual que el propio Elías Hobeika, en las matanzas producidas en los campos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila en el ya lejano 1982.

Un ex – ministro de Líbano asesinado: Elías Hobeika.
El día 14 de septiembre de 1982, buena parte de la plana mayor del principal partido político cristiano libanés, en el que también militaban musulmanes, el Khataeb (o Falange Libanesa), fue masacrada en un atentado que también costó la vida del recién electo presidente libanés Basir Gemayel, hijo de su fundador Pierre. Se pensó, inmediatamente, en una autoría palestina del atentado. Hasta su llegada masiva, especialmente a partir de su derrota militar en Jordania, Líbano había vivido una difícil convivencia basada en el complejo equilibrio de sus numerosas comunidades religiosas. Los palestinos lo rompieron al apoyar a los partidos mayoritariamente musulmanes, autocalificados de “progresistas”, creando, además, un “estado dentro del estado”. En ese clima de paroxismo y extrema violencia, a lo largo de los días 16 a 18 del mismo mes, se consumó la tragedia en Sabra y Chatila.
El entonces jovencísimo Elías Hobeika era responsable del servicio de inteligencia del Khataeb, encargado además del enlace con las tropas judías que habían invadido medio Líbano. Con poco más de 25 años tenía que enfrentarse con los experimentados servicios secretos operativos en la zona: de Israel (empeñados en acabar con Arafat y la resistencia palestina del sur de Líbano), de Siria (que buscaba la anexión del Líbano en aras del sueño baasista de la “Gran Siria”), de Irán (que intentaba exportar su revolución, empezando precisamente en Líbano), así como los de Irak, Francia, Estados Unidos, Unión Soviética, etc. Ya hemos dicho que se pensó, inicialmente, en los palestinos como probables responsables del brutal atentado, pero, con los datos existentes hoy día, sabemos que el comando autor fue sirio. Dirigido por el capitán Naysif, habría colocado 50 kilogramos de TNT, suficientes para destruir todo el edificio ocupado por el estado mayor del Khataeb en Achafrieh. La orden habría partido del teniente coronel Mohamed Ganen, jefe de operaciones del servicio de información sirio en Líbano.
De esta maquiavélica forma Siria inició la estrategia expansionista del dictador Hafed al Assad: neutralizando a la principal fuerza libanesa enemiga de sus planes y debilitando a todos los contendientes, al apoyarlos sucesiva y alternativamente.

Elías Hobeika en la encrucijada libanesa.
En esas dificilísimas circunstancias, Elías Hobeika tuvo mucho que ver con lo ocurrido en Sabra y Chatila, matanza en la que participaron –se afirmó en su día- milicianos de la brigada Damour, formada, entre otros, por supervivientes del pueblo homónimo, cuya población cristiana había sido masacrada por la resistencia palestina en los inicios de 1976.
No es absurdo pensar, en este contexto, en la existencia de intereses israelíes detrás del atentado; pues al parecer Hobeika estaba animado a declarar “todo lo que sabía”, había manifestado poco antes a una delegación belga. Pero también pudieran estar implicados algunos de sus ex camaradas a los que traicionó en 1985 al pasarse con armas y bagajes al campo pro - sirio, lo que supuso un gravísimo enfrentamiento interno dentro de las Fuerzas Libanesas (milicias cristianas unificadas) del que salió triunfante, en enero de 1986, su subordinado Samir Geagea (único “señor de la guerra” responsable, de lo sucedido en ese largo y trágico periodo de la historia libanesa, que permanece, desde hace 8 años, encarcelado). También los sirios han podido aprovechar la coyuntura para eliminar a un molesto testigo de sus manejos. Los fundamentalistas islámicos, por su parte, lo odiaban, al ser uno de sus más claros opositores. Y, no olvidemos que los palestinos juraron vengar a sus muertos: una promesa a tener muy en cuenta.
La juventud de Elías Hobeika transcurrió en plena guerra civil libanesa. De no haber vivido en esas circunstancias, bien habría podido llegar a ser un tiburón de los negocios en la entonces “Suiza de Oriente Medio”, o un personaje relevante de la jet set local.
Inteligente, carismático, frío, implacable; no le faltó nunca un agudo olfato político, lo que pudo explicar, al menos en parte, su radical cambio de bando en 1985. Hasta tal punto era así que, para un sector nada desdeñable de la comunidad cristiana libanesa, Hobeika fue un “paraguas”, un interlocutor válido frente al todopoderoso “gendarme” sirio, hasta que también su estrella política dejó de brillar. No en vano, llegó a ser ministro en tres gobiernos de la reconstrucción, bajo la siempre atenta mirada del ocupante sirio que, recordemos, allí sigue…

Una antiquísima comunidad cristiana en peligro de desaparición.
En cualquier caso, Elías Hobeika permanecerá, al margen de sorpresas futuras, fatalmente unido a las incalificables matanzas de Sabra y Chatila. Sin embargo, éstas, injustificables en cualquier caso, parecen ocultar los sufrimientos de los cristianos de Líbano a lo largo de esa larga y terrible guerra que, casi, acarreó su desaparición como comunidad, una de las más antiguas de la cristiandad. No deja de ser paradójico que el país de Oriente Medio con un régimen democrático más homologable a los occidentales fuera Líbano; precisamente cuando los cristianos eran allí, todavía, mayoría. Hagamos un rápido balance de lo que supuso para aquélla (compuesta por poco más de un millón de personas), de fríos números que, sin duda, hacen estremecer:
- 53.000 muertos (90 % civiles).
- 670.000 desplazados (el número de los equivalentes musulmanes fue de 157.000, lo que parece significativo).
- 375 iglesias destruidas.
- 45 conventos destruidos y saqueados.
- 17 sedes episcopales arrasadas.
- 400.000 emigrados al extranjero.
- Dos centenares de hospitales y colegios católicos destruidos.
Como en todas las guerras, ha sido el pueblo del Líbano, en su conjunto, el gran perdedor de ese terrible conflicto; en el que las potencias regionales (especialmente Siria, Israel, pero también Irán e Irak) intervinieron y manipularon a su antojo. Y con ese sufrimiento, que no es patrimonio exclusivo de ninguna de las comunidades libanesas, se esfumó el sueño de un Líbano unido, moderno e independiente, acariciado, entre otros, por el partido Khataeb y las criminalizadas Fuerzas Libanesas.
La “progresía” europea también tiene su gran parcela de responsabilidad. Apoyó, sin fisuras, a los partidos autocalificados “progresistas”, pese a que esa denominación encubría, casi exclusivamente, intereses de grupo y clientelas políticas de señores cuasi feudales… nada progresistas. Pudieron impulsar una solución imaginativa y alternativa en aras de la unidad, aconfesionalidad, democracia e independencia libanesas, por encima de fáciles etiquetas. Pero fueron presa de los tópicos derivados de sus prejuicios ideológicos sin considerar las funestas consecuencias, de ello, para las personas concretas.
Esa perplejidad y miopía políticas, que tan bien refleja la película con la que iniciamos este artículo, si se analizan a la luz de los hechos acaecidos realmente, tuvieron un gran peso en el largo conflicto libanés; siendo su mayor beneficiario el “gran hermano” sirio.

Arbil, anotaciones de pensamiento y crítica, Nº 54, febrero de 2002.
Revista E-cristians, Nº de 4 de julio de 2002

Wednesday, August 09, 2006

El genocidio cristiano en el Líbano y la verdadera historia de Sabra y Chatila.

Cuando en septiembre de 1970 la OLP intenta derrocar al régimen hachemita de Jordania, el rey Hussein mata a miles de palestinos y expulsa de su territorio a Arafat y sus secuaces. Esto es lo que se conoce como SEPTIEMBRE NEGRO.
Los grupos armados palestinos se refugiaron en territorio libanés desde donde, para continuar con sus ataques contra Israel, implantaron lentamente un mini-Estado propio que generó tensiones étnicas.
La población cristiana del Líbano se resentía de la presencia palestina que ponía en peligro el frágil enlace entre las diversas comunidades de ese país y amenazaba con obligarlo a dejar de ser la única democracia del mundo árabe para transformarse en una dictadura árabe más, totalitaria e intolerante.
La metamorfosis demandó una década. En su libro "La guerra terrorista de Siria contra el Líbano y el proceso de paz" (2003), Marius Deeb relata minuciosamente cómo, entre 1974 y 2000, el régimen de los Assad en Siria engulló a su pequeño vecino (cabe consignar que el dominio de esa familia sobre Siria desde 1969 )
La primera de una larga serie de matanzas contra cristianos, se produjo en el monasterio de Deir Ayach, el 3 de septiembre de 1975, donde palestinos asesinaron a tres monjes, Boutros Sassine, Antoine Tamini y Hanna Maksoud.El mundo no protestó. Los lugareños cristianos que vivían en las cercanías huyeron, y los agresores destruyeron la aldea. Los palestinos liderados por George Habash y Nayef Hawatmeh atacaron asimismo la localidad de Beit Mellat y asesinaron a los aldeanos que cayeron en sus manos.El siguiente año fue crítico.
El 15 de enero de 1976, los palestinos asolaron Kab Elias, una aldea mixta (cristianos y musulmanes) en el valle de Bekaa. Diez días después, dieciséis cristianos fueron asesinados y veintitrés heridos.
Los cristianos iniciaron su éxodo a Zahlé, Beirut oriental y Jounieh. En por lo menos dos ciudades, Damour y Jieh, las bandas palestinas cortaron los dedos de niños cristianos para asegurarse de que no pudieran disparar armas. Las iglesias de Damour fueron profanadas y trescientos habitantes masacrados. No hubo protestas.
El 19 de enero, la aldea de Hoche Barada fue enteramente demolida. Otro grupo fundado por palestinos, el Ejército del Líbano Árabe, destruyó la ciudad de Aintours. Tres cabecillas del grupo recibieron la misión explícita de llevar a cabo masacres que sometieran a los cristianos libaneses al Estado en formación de Arafat.
Samir Abou Zahr, lideró la masacre en Emir Bechir (donde las víctimas fueron asesinadas mientras dormían, Mostapha Sleiman hizo arrasar la ciudad de Checa, y Oiin Hatoum atacó los cuarteles de Khyam matando a más de treinta soldados libaneses.
Los cristianos solicitaban auxilio de un mundo que permanecía silencioso.
Y el vecino del norte, que siempre había descrito al Líbano como su «natural zona de influencia» se regodeaba en oír ese silencio. Las tensiones étnicas se extendieron y los drusos, solidarios con la OLP, comenzaron a hostilizar a los cristianos. Éstos pidieron un alto el fuego, pero el líder druso Kemal Jumblatt no lo aceptó.
Con la excusa de ese rechazo, el 31 de mayo de 1976, Siria invadió el Líbano esgrimiendo la curiosa explicación de que su presencia protegería a la minoría cristiana de la creciente hostilidad islámica.
Una vez que el ejército de decenas de miles de soldados sirios se hizo fuerte en el país, se lanzó a la operación inversa a la anunciada.
En los bombardeos subsiguientes, más de quinientos civiles cristianos fueron asesinados.
Al año siguiente, los sirios mataron a Kemal Jumblatt (16/3/77) y enviaron grupos guerrilleros para someter a las aldeas cristianas, en las cuales más de mil pobladores fueron asesinados. Sólo en Deir Dourit, devastada por completo, murieron doscientos setenta y tres.
Ni una palabra de queja en el mundo entero. 1978 fue el año de la apropiación siria del país, y el otrora Líbano independiente moría asesinado. Sami Khatib, instalado por el gobierno sirio como agente de seguridad, fue directamente responsable de la detención, tortura y desaparición de miles de libaneses opuestos a la invasión.
Ni una condena, lamento o queja de nadie. El 27 de junio de 1978 un escuadrón sirio conducido por Ali Dib arrastró a veinte jóvenes de sus camas en las aldeas de Kaa y Ras-Baalbeck, y los fusiló sin juicio ni acusación alguna. El objeto era el control total de una comunidad en la que pervivía el hábito antisirio de la libertad.
Ni la prensa, ni los organismos de derechos humanos, ni ningún país condenaron seriamente el episodio.
El 1 de julio, la milicia privada de Rifaat Assad, hermano del presidente sirio, sitió las zonas que permanecían libres en los suburbios de Beirut y las hizo bombardear durante cinco días y cinco noches, con cañones y morteros, con un saldo de más de sesenta civiles muertos y trescientos heridos. Nada.
En agosto de 1979, los sirios y palestinos destruyeron las aldeas Niha, Deir Bella y Uma, en el Norte. Ni una palabra de nadie. Los sirios y palestinos ya se habían impuesto al país.
Entre 1980 y 1981 las brutalidades sirio-palestinas se extendieron para acabar con todo foco potencial de resistencia. El 24 de febrero de 1980,el director de la revista Hawadess, Selim Laouzi, fue secuestrado por los sirios camino al aeropuerto, torturado y asesinado, y su cuerpo mutilado fue hallado en el bosque de Aramoun.
Nada.
El 23 de julio de 1980, Riad Taha, presidente de la prensa, fue asesinado en Raouché.
En marzo de 1981, la ciudad cristiana de Zahlé fue bombardeada y la monja Marie Sophie Zoghbi asesinada mientras intentaba socorrer a las víctimas.
Dos mil cristianos murieron en los bombardeos que siguieron en Beirut del Este, bajo el mando del palestino Ahmad Ismail. No hubo reacción.
Uno podría pensar que la falta de resistencia de Occidente se debía a que la agresión siria no los afectaba. Craso error. La desidia continuó cuando el ataque los afectó directamente. El 4 de septiembre de 1981, el embajador francés en el Líbano, Louis Delamarre, fue asesinado por sirios.
Francia apenas atinó a convocar a París para consultas a su embajador en Siria. En esto los franceses fueron más rigurosos que los españoles. Cuando en marzo de 1989 las tropas sirias asesinaron al embajador español, Pedro Manuel de Aristegui, junto con su suegro y cuñada, España ni siquiera llamó a consultas a nadie.
Sigamos con el relato...
En febrero de 1982 los Hermanos Musulmanes desataron una rebelión islamista contra el régimen de Damasco, en la ciudad siria de Hama. Sin ninguna vacilación, el ejército de Assad aisló la ciudad, comenzó su bombardeo generalizado a toda la población, musulmanes y cristianos sin discriminación.Fueron masacradas entre veinte y treinta mil personas. Nada de nada de nada. No hay condenas. Nadie se conmovía, nadie protestaba.
El 24 de mayo, los sirios atacaron la embajada francesa en el Líbano y asesinaron a su secretaria de asuntos comerciales, Anna Comidis y a diez personas más. Créase o no, nada.
El 6 de junio de 1982, Israel invadió el Líbano desde el sur. Los aldeanos recibieron a los tanques hebreos como liberadores. Los cámaras no podían creer lo que grababan cuando cristianos libaneses de todas las edades salían de sus casas para ofrecer flores y alimentos a los soldados israelíes.
No somos ingenuos: no había amor mutuo sino intereses en común. La población cristiana creyó que se pondría punto final a la tiranía terrorista sirio-palestina en el Líbano. E Israel había emprendido lo que dio en llamarse Operación Paz para Galilea en respuesta a morteros e infiltraciones de los terroristas palestinos, que ya tenían instalado en el Líbano un poderoso ejército. En uno de esos atentados (marzo de 1978) los milicianos que habían penetrado desde el Líbano, secuestraron dentro de Israel un autobús civil, y mantuvieron como rehenes a treinta y cuatro pasajeros, a los que finalmente asesinaron.
Israel invadió el Líbano a fin de terminar con la agresión que desde allí se ejercía, objetivo que eventualmente consiguió por medio de expulsar a Arafat y su OLP (quienes encontraron refugio en el lejano Túnez)
En agosto de 1982, gracias al clima de menor dependencia de Siria que se sentía desde la invasión israelí, el parlamento libanés eligió presidente del país al jefe de la Falange cristiana, Bashir Gemayel. Para los sirios esta osadía era un exceso, sobre todo porque se sabía que Gemayel cooperaba con Israel en la recuperación de la independencia del país.
Un par de semanas después, el 14 de septiembre, en el cuartel de la Falange en Chrafieh, Gemayel fue asesinado por una carga de explosivos colocada por Habib Chartouni, quien pertenecía desde 1977 al partido prosirio capitaneado por Assad Hardane. Los explosivos habían sido suministrados por el jefe de inteligencia siria, Ali Douba. Además del presidente, veintiséis personas murieron en el ataque. Los sirios consideraron a Chartouni un héroe.
Los cristianos, no precisamente.
El jefe de la seguridad de la Falange, Elie Hobeika, decidió vengar la muerte del presidente, en los campamentos palestinos de Sabra y Chatila.
El 16 de septiembre de 1982, cien falangistas penetraron en los campos y mataron a varios centenares de civiles (las estimaciones varían desde trescientos a quinientos). Los israelíes, en cuya franja de control se hallaban los campamentos, ingresaron en los mismos para detener la masacre cuando ya era demasiado tarde.
De todos los nombres de aldeas destruidas que incluí en esta crónica, no me cabe la menor duda de que los únicos que resultaron conocidos al lector son los de Sabra y Chatila. Y aunque Hobeika nunca se arrepintió de la matanza, aunque los falangistas la vieron siempre como un acto de aceptable venganza, ni éstos ni aquél jamás fueron reprochados por el mundo.
Diez años de guerra en el Líbano y de genocida ocupación siria, se redujeron en la conciencia de Europa a Sabra y Chatila. A esos dos nombres se dedicaron películas y libros, manifestaciones y condenas. Sólo a ese evento de la guerra en el Líbano, le dedicó Alberto Cortez una canción de su repertorio, y Jean Genêt en 1992 un tétrico documental, Cuatro horas en Chatila.Pese a todo, Israel y el Líbano firmaron un tratado de paz el 17de mayo de 1983, del que al poco tiempo Siria exigió su unilateral anulación.
Ningún medio de difusión volvió a mencionar jamás ese tratado, que no gozó de la aprobación internacional.
Las matanzas entre libaneses no se detuvieron.
En septiembre de 1983 más de cien aldeas en la región de Chouf fueron limpiadas étnicamente de cristianos por tropas drusas. En mayo de 1985, milicianos musulmanes atacaron nuevamente el campo de refugiados de... ¡Chatila! De acuerdo con datos oficiales de las Naciones Unidas, asesinaron a seiscientos treinta y cinco personas y dejaron a más de dos mil quinientos heridos.
¡Nadie se quejó! Las Naciones Unidas no se reunieron para condenar. Tampoco cuando en octubre de 1990 las tropas sirias mataron en ocho horas a setecientos cristianos más. Por toda respuesta el mundo hizo la vista gorda una vez más.
J.Abou Elie
Libanes

Tuesday, August 08, 2006

Los cristianos libaneses quieren unirse a Israel en su lucha contra Hezbolá y la liberación del Líbano del terrorismo islámico.

La Fundación Libanesa por la Paz es una organización libanesa en el exilio que aún conserva la memoria y la esperanza de un Líbano libre en el que los cristianos crearon el país más culto, desarrollado y libre de Oriente Medio. La Fundación Libanesa por la Paz también alienta la memoria del gran héroe de la libertad Libanesa, el asesinado presidente Bashir Gemayel. Fundamentalmente formada por libaneses maronitas (católicos de rito maronitas), siempre ha considerado a los israelíes los aliados naturales de la libertad e independencia del Líbano y de la supervivencia de la comunidad de ese país. Con ocasión de la nueva intervención de Israel en el Líbano, la Fundación Libanesa por la Paz ha envido una carta abierta al presidente Israel, que fue redactada por el presidente de dicha Fundación, el Dr.Walid Phares.
Según la presentación que hace el GEES, el Dr. Walid Phares es profesor de Estudios de Oriente Medio y experto en el Islam político y la jihad, graduándose en Derecho y Ciencias Políticas por las Universidades Jesuíta y Libanesa y doctorándose en Relaciones Internacionales y Estudios Estratégicos por la Universidad de Miami. Enseñó en la Saint Joseph University en los 80 y ejerció en Derecho en Beirut hasta 1990. Más tarde fue editor del Sawt el-Mashreq y Mashrek International, emigrando posteriormente a Estados Unidos, donde ha dado clases en la Florida International University y la Florida Atlantic University. Ha publicado centenares de artículos y escrito siete libros acerca del fundamentalismo islámico, y ha sido consultado por el Congreso americano en 3 ocasiones.
De origen libanés, es director de la Fundación por un Líbano Libre y miembro del Middle East Forum. Es experto en temas relacionados con Islam político y la jihad. Colabora en la CNBC y MSNBC, y es columnista regular de varias publicaciones internacionales.
Fuera de los círculos especialistas, Phares, últimamente, ha alcanzado una mayor notoriedad pública con ocasión de la reciente edición de su último titulo “La futura yihad” (en español, Gota a gota ediciones, Barcelona, 2006).
Redacción

Gracias Israel .
Te animamos a golpearles duro y a destruir su infraestructura terrorista. No es sólo Israel quien está harto de esta situación, sino la mayoría silenciosa de los libaneses, harta de Hezbolá pero incapaz de hacer algo por miedo a las represalias de los terroristas.
En representación de miles de libaneses, te pedimos que abras las puertas del Aeropuerto Internacional Ben Gurión de Tel Aviv a los miles de voluntarios de la diáspora que están dispuestos a coger las armas y liberar su patria del fundamentalismo islámico.
Te pedimos apoyo, facilidades y logística para ganar esta batalla y lograr juntos los mismos objetivos: la paz y la seguridad para el Líbano, para Israel y para las generaciones futuras. Los una vez predominantes libaneses cristianos, responsables de brindar al mundo "el París de Oriente Medio", como solía ser conocido el Líbano, han sido asesinados, masacrados, expulsados de sus hogares y dispersados por el mundo, mientras el Islam radical declaraba la guerra santa y tomaba el control del país, en los años 70. Los cristianos libaneses manifiestan la opinión de que ellos e Israel han aprendido de la experiencia, que ahora descubre a regañadientes el resto del mundo.
Mientras el mundo protegía a aquella OLP que se retiraba del Líbano en 1983, con Israel pisándole los talones, nacía otra organización con una ideología más volátil y religiosa: Hezbolá, "el Partido de Alá", fundado por el ayatolá Jomeini y financiado por Irán. Fue Hezbolá quien voló por los aires los barracones de los marines norteamericanos en el Líbano, en octubre de 1983, matando a 241 americanos y a 67 paracaidistas franceses. El presidente Reagan ordenó en febrero de 1984 la retirada de las unidades de la Fuerza Multilateral de EEUU, y pasó página tanto a la matanza de los marines como a la implicación norteamericana en el Líbano. El mundo civilizado, que erróneamente vilipendió entonces a los cristianos y a Israel y que hoy sigue vilipendiando a Israel, no prestaba atención a los acontecimientos. Mientras Estados Unidos y el resto del mundo andaban preocupados por el conflicto Israel-OLP, los regímenes terroristas de Siria e Irán alimentaron el fundamentalismo islámico en el Líbano y en todo el planeta.
Los extremistas chiíes de Hezbolá comenzaron a reproducirse como conejos, desbordando a los cristianos y a los sunníes moderados. Veinticinco años después, han producido el suficiente número de gente como para hacerse electoralmente con 24 escaños del Parlamento libanés. Desde la retirada israelí, en el año 2000, el Líbano se ha convertido en una base terrorista gestionada y controlada por Siria, con su presidente local marioneta, Lahoud, y el "Estado dentro del Estado" de Hezbolá.
El Ejército libanés dispone de menos de 10.000 efectivos. Hezbolá cuenta con más de 4.000 milicianos entrenados, y en el sur del Líbano y el Valle de la Bekaa hay alrededor de 700 miembros de la Guardia Revolucionaria iraní. ¿Por qué, pues, no se ocupa de solventar la situación el Ejército? Porque una mayoría de libaneses musulmanes supone que se dividirá y que una parte se unirá, siguiendo patrones religiosos, con las fuerzas islámicas, tal y como ocurrió en 1976, al inicio de la guerra civil libanesa.
Todo se reduce a una guerra que enfrenta a la ideología yihadista con el occidentalismo judeocristiano. Los musulmanes, que hoy son mayoritarios en el Líbano, apoyan a Hezbolá porque forman parte de la Umma, la nación islámica. He aquí el tabú que todo el mundo pretende pasar por alto.
Los recientes ataques contra Israel han sido orquestados por Irán y Siria, si bien ambos países tienen intereses distintos. Damasco considera el Líbano parte de la "Gran Siria". El joven presidente sirio, Bachar Asad, y sus lugartenientes en la Inteligencia militar baazista se sirven de este último estallido de violencia para demostrar a los libaneses que necesitan de la presencia siria para protegerse de la agresión israelí y estabilizar el país. Irán utiliza convenientemente a su ejército títere libanés, Hezbolá, para distraer la atención de los líderes mundiales en la cumbre del G-8 de sus intentos de hacerse con armamento nuclear. El apocalíptico presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, y los mulás de Teherán pretenden hacerse con el dominio hegemónico del mundo islámico bajo el demencial estandarte del chiísmo mahdista. Ahmadineyad quiere consolidar su posición como principal yihadista de Alá cumpliendo con su promesa de "borrar a Israel del mapa".
Por mucho que quiera evitar hacer frente a la realidad del extremismo islámico en Oriente Medio, Occidente no puede ocultar que Hamás y Hezbolá, contra los cuales lucha Israel, comparten la misma ideología islámica radical que ha fomentado el terrorismo contra el que luchan América y el mundo. Es el mismo Hezbolá con el que Irán amenaza a América, en forma de atentados suicidas, si ésta le impide desarrollar armamento nuclear. Mantiene células en más de diez ciudades de Estados Unidos. Hamás, por su parte, cuenta con la mayor infraestructura terrorista en suelo americano. Esto es lo que pasa cuando cierras los ojos ante el mal durante décadas, con la esperanza de que desaparezca.
El jeque Nasralá, líder de Hezbolá, es un agente iraní. No es un actor independiente en esta pantomima. Lleva implicado en el terrorismo más de 25 años. Irán, con su visión islámica de un Oriente Medio chií, tiene agentes, tropas y dinero en Gaza, los territorios palestinos, el Líbano, Siria e Irak. Detrás de esto se encuentra la concepción que impulsa al presidente iraní, que se cree "el instrumento y el catalizador" de Alá para poner fin al mundo tal y como lo conocemos y abrir el camino a la era del Mahdi. Ahmadineyad tiene una fe ciega (y mesiánica) en la tradición chií del duodécimo, u "oculto", salvador islámico, que emergerá de un pozo de la ciudad sagrada de Qum (Irán), después del caos, las catástrofes y las matanzas globales, y establecerá la era de la Justicia Islámica y la paz duradera.
El presidente Ahmadineyad ha declinado responder a las propuestas de Estados Unidos, la UE, Rusia y China en el Consejo de Seguridad de la ONU para que Irán detenga su programa de armamento y enriquecimiento de uranio hasta el 22 de agosto. ¿Por qué esta fecha? Porque el 22 de agosto coincide con el 28 de Rajab del calendario islámico, el día en que el gran Saladino conquistó Jerusalén.
Existe una enorme preocupación en la comunidad de Inteligencia por el Armagedón que podría desencadenar la ideología extremista de Ahmadineyad.
El mundo civilizado debe unirse en la lucha contra quienes anegan Israel y el mundo en terrorismo. Tenemos que dejar de analizar lo que distingue al Hamás sunní del Hezbolá chií y comenzar a poner el énfasis en lo que los une en su lucha contra nosotros: el Islam radical.
Fundación Libanesa por la Paz

Hezbollah utiliza pueblos y personas cristianas como escudos humanos en sus ataques a Israel.


Desde los medios de comunicación “progresistas” occidentales se nos esta intentando convencer que la mayoría de los libaneses están apoyando, al menos moralmente, a Hezbollah en su lucha con Israel. Esto además de ser una completa mentira es simplemente parte de la manipulación masiva que se da en occidente y sobre todo en Europa en el intento de crear una corriente de opinión favorable al Islam.
Por eso es importante la noticia que hoy transmite la agencia de noticias católica ACI, poco sospechosa de ser pro-Israelí. Por lo demás la noticia se auto justifica por la lógica interna que le acompaña. Allí donde el Islam controla el Estado, sea donde sea, la vida de los cristianos se vuelve imposible. Ahora bien, tal vez sea Hezbolah uno de los grupos terroristas islámicos más fanáticos y que más desprecio demuestra con la vida, no ya de los "infieles", sino incluso de los suyos. Por tanto, la vida de los cristianos en el Líbano, con la presencia del poder militar de Hezbollah, se ha hecho especialmente difícil. Y esta noticia de ACI nos da algunos datos al respecto.
El grupo extremista musulmán Hezbollah está utilizando algunos pueblos cristianos del sur del Líbano para lanzar desde allí sus ataques y encubrir sus operaciones militares con población civil.
Así lo dio a conocer la organización Christian Solidarity International (CSI). Pueblos libaneses como Ain Ebel, Rmeish, Alma Alshaab, y otros más, están siendo usados por el grupo fundamentalista islámico para atacar desde allí con misiles a Israel.
"Hezbollah está repitiendo el mismo patrón que siguieron contra Israel en 1996. Se esconden entre la población civil y lanzan sus ataques protegidos por un escudo humano", afirma el ex comandante del ejército libanés de la zona sur, Coronel Charbel Barkat.
Asimismo, un cristiano de Ain Ebel, quien permanece no identificado para evitar posibles represalias de Hezbollah, contó que descubrió a un grupo de guerrilleros del grupo fundamentalista sobre el techo de su casa mientras se preparaban para lanzar algunos misiles Katyuska. Ignorando sus ruegos para que no los lanzaran, los extremistas lo hicieron. El hombre tuvo apenas tiempo de reunir a su familia y huir del lugar que unos quince minutos después fue destruido por un ataque aéreo israelí.
Además de utilizar las casas de los cristianos para los ataques, los miembros de Hezbollah también evitan que huyan. El sábado 28 de julio, por ejemplo, Hezbollah atacó a un grupo de cristianos que intentaban fugar de Rmeish con sus familias, hiriendo a dos; según dan cuenta algunas fuentes cristianas del sur del Líbano.
Además, pese a que los cristianos pagan impuestos para tener servicios y carreteras, no los reciben. Sin embargo los grupos shiítas que sí apoyan a Hezbollah no pagan impuestos y reciben toda clase de servicios y se benefician con construcciones residenciales.
El CSI hace un llamado a la ONU para establecer una comisión política independiente que investigue estos actos de Hezbollah pues violan la Convención de Ginebra para la Protección de Víctimas de Conflictos Armados. Este protocolo precisa que no se pueden utilizar a civiles como escudos militares.
Por su parte, el Presidente de la Unión Maronita (católicos) Mundial, Sami El-Khoury, dice que los informes sobre el apoyo de los cristianos a Hezbollah están equivocados. "A diferencia de los informes de la prensa en occidente, que muestran elevadas tasas de apoyo de los cristianos a Hezbollah, el 90 por ciento de cristianos, el 80 por ciento de sunis, el 40 por ciento de shiítas en Líbano se oponen a este grupo extremista", explicó.

Bashir Gemayel, un cedro con madera de cruz

Bashir nunca fue olvidado por la comunidad maronita libanesaNacido el 10 de noviembre de 1947 en Beirut, Bashir Gemayel fue el pequeño de una familia de seis hermanos. Su padre Pierre Gemayel fue uno de los principales dirigentes políticos de la comunidad cristiana maronita del Libano. Fundador del Kataeb o la Falange libanesa, partido católico que defiende las peculiaridades de la cultura maronita libanesa. El nombre fue adoptado por la simpatía que el viejo Pierre tenía por el ideal joseantoniano de la Falange española.
El joven Bashir estudió en el colegio Nuestra Señora de Jamhour y después en el Instituto Moderno Libanés. En 1962 siguió los pasos de su padre y se integró en la sección estudiantil de la Falange. Seis años después Bashir se convertirá en uno de los líderes estudiantiles que defenderá en polémicos coloquios universitarios la neutralidad libanesa frente al conflicto que enfrenta a palestinos con israelíes. En aquel momento, el pequeño país del cedro había acogido gran número de refugiados palestinos. Sin embargo, las organizaciones armadas de éstos atacaban las posiciones norteñas de Israel planteando problemas a la neutralidad libanesa. Pero este conflicto dividirá al país, las izquierdas del país, defensoras de un alineamiento político con los refugiados palestinos y los nacionalistas, entre los cuales estaba el Kataeb, favorables a la neutralidad y a la prohibición de los ataques armados palestinos desde el Líbano.
En 1970 Bashir Gemayel fue víctima de un secuestro durante ocho horas por activistas palestinos por su postura contraria al apoyo sin condiciones con la OLP. El hecho influirá bastante en su posterior actividad política. En ese mismo año el hijo de Gamal Abdel Nasser, presidente del gobierno egipcio y principal líder de la causa árabe, invitó al joven maronita a visitar el país del Nilo, quedando impactado por la personalidad del Rais.
En 1971 Bashir conseguirá licenciarse en derecho y dos años después lo hará en Ciencias Políticas. Ambas carreras realizadas en la Universidad San José de Beirut. Después estuvo en Dallas (Texas) donde se graduó en la American and International Law Academy. Hasta 1975 Bashir abrirá un bufete en Beirut Oeste. No obstante, de manera paralela fue nombrado inspector de las Fuerzas Regulares Falangistas, milicia armada del partido. En 1974 fundó la escuadra BG formada por estudiantes universitarios para la protección de la comunidad maronita ante los ataques armados de los palestinos.
En 1976 fue nombrado vicepresidente del Consejo Militar del Kataeb, pero a la muerte del presidente William Hawi, lideró la unificación de las Fuerzas Libanesas frente a la invasión siria del país, siendo apresado por un corto tiempo por las autoridades militares sirias. Al año siguiente se casaba con Solange Toutoungi, cuya unión pronto se verá premiada con el nacimiento de su hija Maya y escribe "Cien días de Guerra", un libro contrario a la presencia siria en Líbano al bombardeo de los barrios cristianos de Beirut. Pero en 1980 cuando nace su segunda hija Youmna, su hija Maya muere a consecuencia de un ciche bomba puesto contra su padre. En ese mismo año Bashir unifica las fuerzas militares del sector este de Beirut, zona bajo control cristiano.
En 1981 visita los Estados Unidos donde departirá en numerosas conferencias la defensa del Líbano en sus terribles circunstancias de guerra civil. Al año siguiente, preocupado por su país, organizó la primera conferencia internacional de solidaridad con el Líbano. 1982 se convierte en un año de fuerte influencia para Bashir y su país, nace su hijo Nadim y el país es invadido por las fuerzas israelíes. En un rápida operación de ocupación, los israelíes ocupan el sur del pequeño país y llegan hasta Beirut, donde expulsarán a los palestinos de la OLP en dirección al lejano Túnez. Sin embargo, el castigado país encerrado en una guerra civil y ocupado por su dos vecinos decide el 23 de agosto, a través del parlamento libanés elegir a Bashir como presidente de la república libanesa.
Las esperanzas abiertas por la elección del joven líder maronita para la más importante magistratura del país, quedó cerrada el 14 de septiembre del mismo año cuando el cuarel general del Kataeb situado en el barrio de Achrafieh fue destruido por una bomba que mató a treinta y cinco falangistas y al propio presidente Bashir Gemayel.
Sin embargo, a pesar de su muerte y su sustitución por su hermano Amín, Bashir nunca fue olvidado por la comunidad maronita libanesa por sus numerosas fundaciones. Campamentos para jóvenes, la construcción del aeropuerto Hamat, la Radio Libre del Líbano, el Socorro libanés para los niños de la guerra, la televisión de las fuerzas libanesas, la Asociación Cultural libanesa, el comité comercial de Achrafieh, el comité de fiestas de Achrafieh... diferentes actividades que ahondaron en organizar la sociedad libanesa en un sentido católico maronita y que convirtió a Bashir en uno de los hombres de mayor talla de la historia del Líbano.
J.L.O.M..

La finalidad de este espacio Blog promovido por el FORO ARBIL de Galicia con la colaboración de la Asociación Juvenil "BETANZOS SIGLO 21", es difundir la difícil situación por la que atraviesa la población cristiana del Libano en su mayoría maronítas de obediencia Católica.
Perseguidos y masacrados por las organizaciones árabes e islamistas y victimas del fuego cruzado entre Hizbola e Israel, han sido ignordos por la Comunidad Internacional y olvidados por nosotros sus hermanos por el Bautismo.
Desde este Blog hacemos un llamamiento a tenerlos presentes en vuestra oraciones.