Saturday, May 24, 2008

Líbano, un nuevo éxodo cristiano


Juan L. Vázquez/Alfa y Omega) Lo dijo el Papa Juan Pablo II al visitar el país en mayo de 1997, hace ahora once años: «Líbano es más que un país, es un mensaje para el mundo». Hoy, este mensaje se confunde entre enfrentamientos, odios y divisiones, y la paz parece un deseo fuera de lugar, tan lejana como el exilio al que muchos libaneses se han visto empujados durante años
«La tierra está en duelo, languidece; el Líbano está ajado y mustio»: nunca como hoy parece tan acertada esta profecía de Isaías que recoge la Sagrada Escritura. El país del cedro, famoso en la antigüedad por la belleza de sus bosques y la calidad de sus maderas, es hoy una nación cansada, que mira hacia atrás y sólo percibe el humo de las bombas y el sonido de los disparos. El último episodio del conflicto que desangra al Líbano desde hace décadas se vivió hace apenas dos semanas, cuando, en medio del vacío presidencial que está debilitando al país desde el pasado noviembre, el Gobierno decidió desmantelar la red de comunicaciones de Hezbolá, verdadero foco de poder en la sombra. Y es que la organización chií es un verdadero Estado dentro del Estado, con su propio ejército y un gran predicamento entre la población civil por su labor social de apoyo a los más desfavorecidos -no en vano, Hezbolá está financiada por Siria e Irán-. Las consecuencias no se hicieron esperar; milicianos armados se desplegaron por toda la ciudad de Beirut, cerraron la emisora de televisión del Gobierno y demostraron quién es realmente quien manda en el país. El resultado: varias decenas de muertos y cientos de heridos. Más sangre, una vez más.
Líbano es un auténtico puzzle, y no es posible componerlo sin conocer hasta qué punto la religión está implicada en la vida civil. La religión mayoritaria es el Islam (donde la mayoría son chiíes), pero existe un importante grupo cristiano -compuesto por maronitas, ortodoxos y una minoría de católicos- y druso. Paradójicamente, de los estragos de los últimos disturbios se han visto librados los cristianos, porque el maronita Michel Aoun, líder del Movimiento Patriótico Libre, está junto a los chiíes de Hezbolá y en contra del actual Gobierno. Los barrios cristianos han quedado al margen de las batallas, pero todo este sistema de alianzas ha aumentado la división en el mismo seno de los cristianos: unos están con él, mientras que otros están con el Gobierno. Para dar salida a esta situación, y para llamar la atención de la comunidad internacional sobre la situación del Líbano, el Patriarca de los cristianos maronitas, el cardenal Nasrallah Sfeir, está realizando una gira internacional por distintos países. Ya se ha reunido con el Presidente de Estados Unidos, George Bush, y con el Secretario General de la ONU, Ban Ki-Moon, y tiene previsto visitar España en unos días. Y es que, en Líbano, política y religión están muy imbricadas. Los religiosos hacen política, y los políticos hablan de religión. Es algo que está presente en todas partes. La religión de cada cual queda registrada hasta en el carnet de identidad.

Es muy difícil vivir así
Pero el dato más llamativo es que la mayoría de los libaneses vive en el extranjero; hay más libaneses viviendo fuera que dentro. Y es que a los periódicos derramamientos de sangre que sufre el país se suma una imparable sangría demográfica. Los que más sufren este exilio son los cristianos. Se calcula que más de la mitad de los emigrantes son cristianos. Nayla es una de ellos. Esta mujer libanesa, que lleva diez años viviendo en España después de haber pasado por otros países, afirma hoy que, «en 1943, el año de nuestra independencia, los cristianos maronitas eran mayoría en el Líbano, pero la mayor parte de los que han emigrado son cristianos. ¿Por qué? Imagínate viviendo en un entorno musulmán radical, con Siria a un lado, con la guerra con Israel, con muchos palestinos llegando cada vez en mayor número a Líbano... Es muy difícil vivir así. Por eso, el cristiano, que es más europeo, puede emigrar a cualquier país del mundo; así, cuando ve que el integrismo aumenta, entonces se marcha, porque entre suníes y chiíes, y con tanta violencia, los cristianos nos encontramos como perdidos. Muchísimos cristianos están dejando el país desde hace años. Sólo quedan las personas que no pueden salir, los que no tienen cultura, los mayores..., y un país no se construye de este modo. Hablo con cualquier persona por Internet, y su único deseo es irse lo antes posible. Hablan de irse a Australia, a Estados Unidos, a Canadá...»
Sin embargo, la esperanza y la fe nunca se pierden. Dice Nayla que, aun así, «los cristianos en el exilio no perdemos nuestra fe. Hay iglesias maronitas en muchos países del mundo, y hay reuniones de cristianos libaneses, que en el extranjero nos mezclamos unos con otros. No hay las divisiones que existen dentro del Líbano». Quizá por eso resuene con mayor fuerza esa otra profecía de Isaías: «¿Acaso no falta sólo un poco para que el Líbano se convierta en vergel, y el vergel se considere una selva?» Ojalá sea así. Dios lo quiera.

Thursday, May 22, 2008

Líbano, clave de la paz



El acuerdo firmado en Qatar entre el gobierno
y la oposición, pone paz en un momento
delicado. La elección de presidente en la figura
del general Sleiman, subraya el papel
del ejército como una de las pocas instituciones
neutrales del país. Sin embargo, el acuerdo
no resuelve ninguno de los problemas yacentes
en la pequeña nación del cedro. La
sociedad pluri-religiosa libanesa, ejemplo de
convivencia, sigue dividida en dos peligrosos
bloques, donde la influencia de Siria-Irán y
Arabia Saudita-USA juegan sus bazas estratégicas
sin importarles el futuro del país.
Por otro lado, Hezbollah junto a Amal
controlan la comunidad chií. La comunidad
chiíta tiene una fuerte demografía,
que provoca una fuerte emigración del
campo a las ciudades, sin escuelas, ni centros
sanitarios; el resentimiento es cada
vez mayor entre los jóvenes contra la oligarquía
sunnita. Son detalles que han
ayudado a que los sectores populares del
sur de Beirut, del valle de la Bekaa y del
sur del país, vean con simpatía la reislamización.
El partido de Dios proporciona
prestaciones sociales, sanitarias y escuelas,
que han sido financiadas por Irán. En
definitiva es un estado dentro de otro,
donde el ejército no tiene fuerza para dominar
la situación.
Entretanto, los cristianos se encuentran
divididos buscando su supervivencia. La falta
de unidad entre los cristianos es una de las
claves determinantes para un futuro en paz.
Los cristianos conforman el elemento identitario
principal de la pequeña nación libanesa,
muy vinculados con Europa a través del
Mediterráneo. La desaparición de la presencia
cristiana en Líbano señalaría la imposibilidad
de convivencia entre cristianos y musulmanes,
y el fin del único modelo parlamentario
árabe en Próximo Oriente. Líbano
es uno de los engarces culturales que comunica
Occidente y Oriente, su desmembración
o satelización por uno de sus vecinos,
ayudaría a la incomunicación de nuestras
culturas. Por eso se hace necesaria una estrecha
relación con la Unión Europea.



Jose Luis Orella.

Tuesday, May 06, 2008

El martirio de los cristianos libaneses


El Líbano es el país con mayor porcentaje de población cristiana, algo muy provocativo para el islamismo radical. Por esta razón, el Líbano se ha convertido en el objetivo principal para ir reduciendo la presencia cristiana

Los maronitas del Líbano rastrean sus orígenes hacia finales del siglo IV, cuando un grupo de discípulos se congregó en torno a San Marón, y dieron un fuerte apoyo a la doctrina cristológica emanada del Concilio de Calcedonia.

Cuatro siglos más tarde, los monjes se trasladaron junto a un grupo de sus seguidores a la región montañosa del Líbano, donde permanecieron en aislamiento.

En el momento actual, la organización de la Iglesia en rito maronita tiene 10 diócesis, con 770 parroquias, un Seminario Patriarcal en Ghazir, y un seminario diocesano en Karm Sadde, cerca de Trípoli. La educación teológica se da en la Universidad del Espíritu Santo en Kaslik. Entre el exilio, Líbano, Siria y Chipre, los maronitas son 3.222.000 fieles en todo el mundo.

La extensa pluralidad religiosa y cultural del Líbano, un país que fue denominado la Suiza de Oriente, se encuentra en peligro.

Los maronitas conforman parte de la identidad del Líbano, y el núcleo de la cristiandad de la nación del cedro.

Según los chiítas, los cristianos habrían perdido su hegemonía hasta el 25 %, siendo musulmanes un 75 % y de ellos el 50 % chiíta.

Sin embargo, según el listado de ciudadanos inscritos en el año 2000, en el ministerio del Interior libanés para obtener el derecho a votar la población total estaría en 3.800.000. La comunidad mayoritaria sería la sunita con el 25,4 %; le seguiría la chiíta con el 24,1 %. Por parte cristiana, los maronitas serían el 22,9 %, que junto al 8,5 % de los greco-ortodoxos y comunidades menores, obtendrían en conjunto una presencia del 43,3 % de cristianos.

El Líbano es el país con mayor porcentaje de población cristiana, algo muy provocativo para el islamismo radical. Por esta razón, el Líbano se ha convertido en el objetivo principal para ir reduciendo la presencia cristiana.

Además la unidad del país, depende de la propia unidad de los cristianos. Un Líbano con una cristiandad dividida y en decadencia, entregaría sin remisión a la nación del cedro a las manos de sus vecinos sirios.

·- ·-· -······-·
José Luis Orella