Monday, December 18, 2006

Arroz y flores para el falangista asesinado


Camino de Bikfaya, su ciudad natal, el ataúd de Pierre Gemayel cubierto con la bandera de la Falange Libanesa, recibía arroz y flores arrojados por los simpatizantes falangistas que despedían así al Ministro de Industria libanés, asesinado por terroristas prosirios.
El asesinato de Gemayel se producía coincidiendo con la decisión del Consejo de Seguridad de la ONU de promover la investigación de los últimos asesinados en el Líbano, especialmente el primer ministro Rafia Hariri.
Desde que en 1936, el patriarca de la familia Gemayel, del mismo nombre que su nieto asesinado, fundara el Kataeb o Falange Cristiana Libanesa, inspirado en buena medida en la figura de José Antonio Primo de Rivera, la sangre de los Gemayel y con ella la de centenares de falangistas, ha sido vertida copiosamente en el país del cedro.
La cruenta lucha contra la OLP –que, exiliada de su tierra por la guerra contra el gobierno israelí, creó un auténtico Estado dentro del Estado libanés-, la invasión por parte de Siria y la posterior invasión del Líbano por parte de Israel, han sido el marco cruento donde se han desarrollado los últimos años de este pequeño país.
La tragedia de los Gemayel es la tragedia de El Líbano.
Con Pierre Gemayel, la Falange Libanesa había vuelto a la vida política tras superar fuertes procesos de división interna que incluyeron la separación de sus milicias, las Fuerzas Libanesas. Pero fue su tío, Bashir Gemayel, quien mayores logros consiguió en la lucha por la libertad y la paz de El Líbano, amenazada por Siria, Israel y Hizbolá.
Licenciado en Derecho y en Ciencias Políticas por la Universidad de San José de Beirut, Bashir Gemayel, hijo del fundador del Kataeb, se graduó en la Universidad de Dallas en la American Law Academy. Desde su militancia falangista, unificó las fuerzas militares libanesas y promovió un amplio respaldo internacional a favor de un Líbano independiente y libre del terrorismo palestino y la tutela siria. En mitad de una guerra civil solapada, la hija mayor del líder falangista –Maya- fue asesinada con un chicle bomba destinado a su padre en 1980.
Nombrado por el Parlamento, primer ministro el 23 de agosto de 1982, su mandato se ahogó en unos pocos días junto a las voces de otros sesenta falangistas asesinados por una bomba en el Cuartel de la Falange situado en el barrio de Achafriech de Beirut.
En respuesta al magnicidio de Bashir se perpetraron las matanzas en los campamentos de refugiados de Sabra y Shatila; una acción execrable que sin estar del todo resuelta no exonera de responsabilidad a las fuerzas libanesas y al ejército israelí. En 2005, la insurrección civil libanesa acababa de lograr la retirada de las tropas sirias. La Falange Libanesa leal a los Gemayel había vuelto a obtener representación parlamentaria. Uno de sus diputados era, precisamente, Pierre Gemayel quien ostentaba la cartera de Industria en el nuevo Gobierno.
Con su asesinato, de nuevo El Líbano aplaza la paz.
Dos artículos amplios sobre el Kataeb o Falange Cristiana Libanesa pueden consultarse en el número 51 de la Revista Arbil, en un artículo de José Luís Orella y en el blog de Cristianos Libaneses, en un artículo de Fernando José Vaquero Oroquieta.

José Manuel CansinoProfesor
Titular de Economía Aplicada Universidad de Sevilla