Thursday, September 28, 2006

LÍBANO Y LOS SECTARISMOS

:: Lunes, 25 de Septiembre de 2006 :: Internacional/Países :: :: Tag: Líbano :: Por Yezid Sayigh, profesor de Estudios de Oriente Medio en el King´s College de Londres. Traducción: Juan-Gabriel López Guix (LA VANGUARDIA, 25/09/06):

El mes de enfrentamiento entre Hezbollah e Israel parece haber modificado la situación de estancamiento en que se hallaba la política libanesa desde el asesinato del primer ministro Rafiq al Hariri y la salida de las tropas sirias del país. Cabe colocar de nuevo el desarme de Hezbollah en la agenda del debate público y gubernamental, con el consiguiente desplazamiento de las alianzas y los equilibrios de poder internos, y parece que el primer ministro Fuad Siniora está dispuesto a aprovechar la oportunidad.
Hezbollah ha ganado el primer asalto al conseguir el acuerdo ministerial del 18 de agosto por el cual sus miembros en el sur de Líbano no se desarmarán, sino que sólo se abstendrán de llevar armas en público. Sin embargo, ha surgido la posibilidad de un realineamiento entre los principales partidos y dirigentes políticos libaneses, lo que a su vez ha abierto la vía para el final de la parálisis que ha bloqueado las políticas y las iniciativas del gobierno en casi todos los ámbitos: desde la economía o la gestión de la deuda, pasando por reforma de la asistencia social y la función pública, hasta la revisión de la ley electoral. Sin embargo, es inquietante la agudización de las divisiones políticas y confesionales desde la guerra, que además ha aumentado las posibilidades y la escala de la intervención exterior, y ha hecho más problemático el diálogo y el compromiso internos libaneses.
Esta situación contrasta con el optimismo generado por la revolución de los cedros que siguió al asesinato de Hariri: suscitó grandes esperanzas, no sólo de una auténtica independencia de la intervención política y de los servicios de inteligencia sirios en los asuntos internos y exteriores de Líbano, sino también de una reforma del sistema político confesional y la estructura de gobierno. Sin embargo, esas esperanzas en seguida se esfumaron, puesto que los partidos y dirigentes políticos libaneses no tardaron en reanudar la organización y la movilización sectaria. Las elecciones de junio-julio confirmaron la división política en bloques uniconfesionales: los musulmanes suníes, fuertemente representados por el Movimiento Futuro de Saad, hijo de Hariri; los musulmanes chiíes, representados por una lista conjunta de Hezbollah y Amal encabezada por el portavoz parlamentario Nabih Berri; y un bloque cristiano principal (maronita, sobre todo) dirigido por el Movimiento Patriótico Libre del antiguo jefe del ejército Michel Aun.
Aludiendo a la amenaza suní, a pesar de los muchos problemas políticos, económicos y sociales a los que se enfrentan, la cuestión que divide a los libaneses suníes y chiíes es, más que cualquier otra, su actitud hacia Siria. Con 36 escaños, el Movimiento Futuro de Hariri forma el grupo más numeroso en un parlamento de 128 escaños y es la principal fuerza de la Alianza del 14 de Marzo antisiria, que posee un total de 72 escaños. Hariri goza del apoyo de Arabia Saudí, que como potencia musulmana suní teme las ambiciones del Irán chií y ve la afirmación de Hezbollah en el contexto del auge del chiismo en Iraq y su alianza con el régimen laico de Siria (dominado por los alauíes, rama herética del islam chií).
Al igual que Arabia Saudí, muchos suníes libaneses perciben un eje amenazador en Siria, Irán y Hezbollah - estimulado por el chiismo iraquí- y se sienten molestos por las poco halagadoras comparaciones trazadas entre la reciente actuación de Hezbollah y el rápido hundimiento de la OLP, considerada como su protectora por los suníes libaneses, frente a la invasión israelí de 1982. Tales miedos surgen en un arco mucho más amplio; en realidad, se extienden hasta Afganistán y Pakistán por el este y hasta la península Arábiga por el sur. Dado que las relaciones sirio-saudíes han empeorado tras la reciente guerra, Hariri se ha atrevido a responder cada vez con mayor energía a las acusaciones públicas de ser un peón israelí realizadas por el presidente sirio Bashar Asad. Sin embargo, el bando antisirio ha perdido la iniciativa y se limita a reaccionar a una situación inestable. Ello se refleja en los equilibrios de Siniora, que pertenece al Movimiento Futuro y es otro peón israelí según Asad: aunque presiona para la aplicación del embargo sobre el suministro de armas a Hezbollah ordenado por las Naciones Unidas, ha aceptado al mismo tiempo no forzar por ahora el desarme. Con todo, Siniora no podrá mantener estos equilibrios indefinidamente. Con Hezbollah desembolsando compensaciones a las familias chiíes del sur de Líbano y los barrios meridionales de Beirut - la suma total se estima en 140 millones de euros, cuya fuente se supone que es Irán-, son los suníes del país quienes sienten preocupación ante la perspectiva de la disminución de los flujos comerciales y de ayuda. Además, Siria ha rechazado el despliegue de personal de las Naciones Unidas a lo largo de su frontera con Líbano con objeto de reforzar el embargo - aunque ha prometido cumplirlo- y ha amenazado con cerrar la frontera. Ello bloquearía el comercio terrestre de Líbano y alimentaría la vieja percepción del régimen sirio como aliado de Hezbollah y, por extensión, de la comunidad chií y como adversario de los intereses suníes en ambos países. Con relación a la eventualidad de un cantón chií de Hezbollah, los cristianos de Líbano están demasiado divididos para actuar de un modo decisivo. Los principales partidos cristianos de la Alianza del 14 de Marzo (las Fuerzas Libanesas, el partido de las Falanges y el Partido Nacional Liberal) sólo poseen 12 escaños parlamentarios. No sólo es menos que Hezbollah, sino menos que el bloque encabezado por el principal contrincante al liderazgo maronita, el antiguo jefe del ejército Michel Aun, que se ha aliado con Hezbollah y Siria con la esperanza de poder acceder a la presidencia libanesa. Su Movimiento Patriótico Libre posee 21 escaños en el Parlamento, que elige al presidente, y la lista chií coaligada, 35. El actual presidente, Émile Lahud, es un decidido aliado de Siria y también de Hezbollah.
Por lo tanto, la cuestión más importante relacionada con las posibilidades del sectarismo en Líbano es hacia dónde se dirige la comunidad chií. Lo crucial para la mayoría de los chiíes es si han ganado o perdido poder en el sistema político libanés y en el gobierno como consecuencia de la guerra. La búsqueda de influencia ha llevado a Hezbollah a perseguir dos estrategias paralelas desde la revolución de los cedros del 2005. Aceptó por primera vez cargos ministeriales con el objetivo de preservar los intereses chiíes en un momento en que el Movimiento Futuro dominado por los suníes y la más amplia Alianza del 14 de Marzo (que representa también intereses cristianos, además de suníes) formaron la nueva mayoría en el Parlamento y el Gobierno. Hezbollah tiene ahora poder de veto en el gabinete ministerial y se resiste al desarme para mantener su influencia. En consecuencia, goza de las ventajas de la pertenencia al Gobierno al tiempo que actúa como una Administración autónoma entre los chiíes - casi un cantón-, asistido por la ayuda financiera iraní y reforzado por el uso del carisma y la jerarquía religiosos.
La estrategia de Hezbollah es la contraria a la perseguida por el otro principal partido chií, Amal, que entró en el Consejo de Ministros en la década de 1980, estableció nuevos organismos estatales y logró el nombramiento de su dirigente Berri como presidente del Parlamento. De este modo, el partido consiguió empleos y financiación estatal, que canalizó hacia sus partidarios, con lo que ganó influencia política. Sin embargo, Amal no ha sido capaz de alterar de modo fundamental la posición de los chiíes en la política, la economía y la jerarquía social libanesas. De resultas, el impulso de Hezbollah en favor de la construcción de una sociedad de resistencia alternativa ha obtenido predicamento en muchos chiíes y ha ahondado el sentimiento de que su comunidad debe acercarse más a sus correligionarios iraníes e iraquíes si quiere forzar un cambio MESEGUER sustantivo en su situación en Líbano. De ahí la atracción de la ideología islámica y panárabe de Hezbollah, sostenida en parte por ayuda iraní, pero también por las propias iniciativas generadoras de ingresos y la recaudación de diezmos, por sus extensas redes de servicios sociales baratos y fiables y por sus fundaciones empresariales.
La reciente guerra ha permitido a Berri volver a conquistar parte de su anterior perfil: ha podido declarar que Amal estaba junto a Hezbollah en la batalla con Israel mientras mediaba en nombre de Hezbollah con los diplomáticos estadounidenses y europeos. Sin embargo, los intereses básicos y las estrategias de los dos partidos divergen, y Berri intentará explotar cualquier disminución de la popularidad de Hezbollah para presentarse como un dirigente chií más conciliador ante los suníes y los cristianos del país. No obstante, no es probable que Amal abandone su antigua alianza con Siria antes de las elecciones presidenciales de septiembre del 2007, de modo que la alianza chií que obtuvo 35 escaños en el 2005 sobrevivirá un año más.
Como cuestión inminente asoman las elecciones presidenciales. Puede abrirse un nuevo callejón sin salida en la política libanesa y a la parálisis del Gobierno. Sin embargo, la perspectiva de las elecciones presidenciales de septiembre del 2007 producirá cambios en las alianzas políticas, unos cambios que surgirán no sólo entre los partidos libaneses, sino que se extenderán también a los actores externos. No cabe duda de que la lucha por decidir al sucesor de Lahud agudizará las tensiones entre la Alianza del 14 de Marzo y la formada por Aun-Hezbollah, donde se incluye también Amal, y la intervención política y encubierta del presidente sirio Asad, interesado en desbaratar la investigación internacional sobre el asesinato de Hariri. El mayor riesgo es que la rivalidad - las rivalidades- adquieran un carácter sectario y que lancen a suníes y chiíes unos contra otros en un reflejo de la lucha más amplia que se está produciendo en toda la región.

El laberinto del Líbano: Miles de cristianos responden en la calle a Hezbollah


Aunque el movimiento chií cuenta con el apoyo del ex general cristiano Michel Aoun
El pasado domingo, 24 de septiembre, decenas de miles de cristianos libaneses salían a la calle ondeando banderas y retratos de Samir Geagea, el líder de las Fuerzas Libanesas (FL). Fue la respuesta política a la masiva concentración del anterior viernes convocada por Hezbollah. Sin embargo, la unidad no es la principal característica de la comunidad cristiana en el Líbano, dividida en dos bloques, ya que los chiítas cuentan con el apoyo del ex general cristiano Michel Aoun.

En el interior y los alrededores de la basílica de Harisa, 27 kilómetros al norte de Beirut, los manifestantes enarbolaban pancartas en las que se podían leer mensajes como “Resistimos para defender la libertad y el consenso” o “Los que están dispuestos a hacer cualquier cosa para conseguir la Presidencia tienen que recordar que el camino está repleto de mártires de la resistencia”, en clara alusión al antiguo jefe del Ejército aliado con Hezbollah y Siria.

Samir Geagea, que asistía por primera vez a una ceremonia religiosa celebrada desde hace años, tras pasar 11 en prisión, lanzó un duro discurso contra el movimiento chií. Criticó que Hezbollah presuma de haber obtenido una “victoria” sobre los israelíes cuando “una verdadera catástrofe se ha abatido sobre el país”.

“No podemos edificar un Estado fuerte hasta que no encontremos una solución a las armas de Hezbollah. Pide un Estado fuerte: ¿Cómo se puede construir ese Estado cuando tiene otro pequeño Estado a su lado? ¿cómo hacerlo cuando siguen llegando las armas y la munición?, añadió el líder de las FL.

Cabe resaltar que Hezbollah consiguió un acuerdo ministerial el pasado 18 de agosto por el cual sus miembros no llevarán armas en público, pero tampoco se desarmarán.

Las claves del laberinto

La demostración de fuerza llevada a cabo por las Fuerzas Libanesas con la convocatoria de movilización ciudadana del domingo no mengua, sin embargo, la profunda división existente dentro de la comunidad cristiana en el Líbano, agudizada desde la guerra. Una división que forma parte, al mismo tiempo, del laberinto de fuerzas y alianzas que conforman el panorama político libanés.

Las elecciones de junio-julio dejaron constancia también de las grandes divisiones políticas, reflejadas en bloques uniconfesionales. Por una parte, el Movimiento Futuro (MF) de Saad Hariri, hijo del asesinado primer ministro Rafiq al Hariri. Con sus 36 escaños (del total de 128 de que consta el Parlamento), el MF es el grupo con más representación parlamentaria.

El partido de Hariri es a su vez la principal fuerza política de la llamada Alianza del 14 de Marzo antisiria (con un total de 72 escaños), de la que también forman parte los cristianos de las Fuerzas Libanesas, del partido de las Falanges y del Partido Nacional Liberal (en total suman 12 escaños), además de los minoritarios drusos.

Por otra parte, los musulmanes chiítas, representados por la lista conjunta de Hezbollah y Amal (35 escaños) encabezada por el portavoz parlamentario Nabih Berri, reciben el apoyo del Movimiento Patriótico Libre (MPL) de Michel Aun, el bloque cristiano mayoritario en Líbano (principalmente maronitas). Hay que destacar que el MPL posee 21 escaños, en tanto que los partidos cristianos de la Alianza del 14 de Marzo tan sólo tienen 12.

Juegos de poder

El enrevesado puzzle se completa con otro juego de alianzas externas y poder interno, tal como señala el experto profesor de Estudios de Oriente Medio en el King’s College de Londres, Yezid Sayigh, en un artículo publicado en LA VANGUARDIA este lunes, 25 de septiembre: Líbano y los sectarismos.

Saad Hariri cuenta con el respaldo de Arabia Saudita, “que como potencia musulmana suní teme las ambiciones del Irán chií y ve la afirmación de Hezbollah en el contexto del auge del chiísmo en Iraq y su alianza con el régimen laico de Siria (dominado por los alauíes, rama herética del islam chií)”, dice Sayigh.

Por otra parte, Hezbollah tiene el apoyo de Siria y el dinero de Irán. Cabe recordar, tal como señala el experto profesor en su artículo, que “con Hezbollah desembolsando compensaciones a las familias chiíes del sur del Líbano y los barrios meridionales de Beirut –la suma total se estima en 140 millones de euros, cuya fuente se supone que es Irán-, son los suníes del país quienes sienten preocupación ante la perspectiva de la disminución de flujos comerciales y de ayuda”.

En el orden interno, mientras que la Alianza antisiria da soporte y cuenta con la complicidad del primer ministro libanés, Fuad Siniora, “el actual presidente, Emile Lahud, es un decidido aliado de Siria y también de Hezbollah”, asegura Sayigh.

Influencia de la guerra

Así las cosas, “lo crucial para la mayoría de los chiíes es si han ganado o perdido poder en el sistema político libanés y en el Gobierno como consecuencia de la guerra”, plantea el experto, quien asegura también que “la estrategia de Hezbollah es la contraria a la perseguida por el otro principal partido chií, Amal”.

“Berri (dirigente de Amal) intentará explotar cualquier disminución de la popularidad de Hezbollah para presentarse como un dirigente chií más conciliador ante los suníes y los cristianos del país. No obstante, no es probable que Amal abandone su antigua alianza con Siria antes de las elecciones presidenciales de septiembre de 2007”, pronostica Sayigh.
Con respecto a esas elecciones, el profesor de Estudios de Oriente Medio cree que “la lucha por decidir al sucesor de Lahud agudizará las tensiones entra la Alianza del 14 de Marzo y la formada por Aun-Hezbollah, donde se incluye también Amal, y la intervención política encubierta del presidente sirio Asad, interesado en desbaratar la investigación internacional sobre el asesinato de Hariri”, concluye.


Isabel Ordoñez

Friday, September 15, 2006

La Historia Sagrada de Oriente Próximo


Puesto que voy a reflexionar acerca del conflicto en Oriente Próximo vaya por delante que no soy pro-judío, ni me siento “hermano menor” de los de la sinagoga. Tampoco me considero un “anti”-nada, excepto cuando ese nada se muestra en los hechos “anti”-Cristo, “anti”-orden cristiano y “anti”-civilización occidental... O lo que de ella quede.
El problema entre palestinos e israelíes tiene solución muy difícil pues están a la greña desde que en el mundo se sabe escribir: palestinos es un gentilicio derivado de philisteos, gentes de la antigua Grecia que ocuparon la costa del norte de Gaza doce siglos antes de Jesucristo. Podríamos remontar nuestras tesis, docenas, hasta Sansón y Dalila, quizás la única vez en que filisteos —“palestinos”— y judíos creyeron entenderse. Lo mismo nos da que Israel esté o no esté en las supuestas tierras palestinas con malas o buenas artes... que sólo pudo calificar en su momento el poder de Inglaterra. Lo que nos importa en esta sección es que el Vaticano clama por palestinos despojados pero nada, incluso sus representativas beatitudes, de que Israel entró en Tierra Santa… nueve siglos después de que los mahometanos se las arrebataran definitivamente a la Cristiandad. Con esta razón sentaríamos inmediato precedente para que la catedral de Sevilla fuera propiedad a devolver a los musulmanes del siglo XIII.
Más coherentes seríamos de centrarnos en defender a los católicos maronitas que en toda su historia sufrieron indeciblemente por amor a la Iglesia; desde la aparición de Marón, aquel gran santo que luchó sin descanso contra las herejías cristianas —la monofisita y los restos de arrianismo— y, sobre todo, contra los musulmanes. En mi opinión, entre los judíos del estado de Israel y los maronitas existe un paralelismo de común trinchera contra el Islam, hoy allí aliado de los palestinos. Ellos también llegaron al Líbano como a tierra de refugio, también la transformaron en patria convirtiendo su pedregoso suelo en fecundo jardín. Aquel único territorio católico que quedaba en Oriente jamás se dejó pisar por los enemigos del cristianismo, muy concretamente los coránicos de la media luna: "Toda la Siria —escribía Jaled, el conquistador árabe—, cayó como un camello, pero sólo el Líbano se mantuvo erguido". En sus trece siglos de existencia es inmedible la sangre maronita que se habrá vertido por Cristo. Cuando Europa logró quitarse de encima al Islam éste aplicó su odio en los católicos del Líbano, en luchas que no protagonizó un Israel inexistente desde el s.I a.C. Fueron así, todavía, los episodios de 1834, 1845, 1860, 1914, 1920, 1925 y posiblemente esta guerra que algunos suponen empezada el 13 de abril de 1975. Deberíamos estar muy atentos y ser más que sensibles a que lo que Roma es —todavía— para los católicos y Armenia para los armenios, lo que Palestina es para los palestinos e Israel para el pueblo judío, así es el Líbano para los maronitas. Una patria que, como la de los israelitas, no existe sin un territorio donde permanecer dignamente, soberanos y en libertad de gobierno pero que, ahora, con Hizbula dentro, puede perderse. En la práctica el estado ya no es maronita ni el territorio. Los que preparan la agenda del Papa deberían trabajar por una pronta visita a aquellos católicos para que no se crean solos y, sobre todo, para evitar que no les quede otro camino que el abrazo chiita. No es atrevido afirmar que las milicias iraníes aman tanto a los cristianos maronitas como el gato al canario.
El Vaticano habla de justicia sin aclarar de qué lado están: “El vaticano está de parte de la paz”, nos sueltan como vaguedad ecléctica que siempre hace bonito. A los israelíes, que así llamamos a los que forman parte del Estado de Israel, sean sionistas, religiosos de cuarenta sectas, sean protestantes, católicos, agnósticos o ateos, no se les puede decir: "La llave de la muerte y de la paz se encuentra en vuestras manos y en las del gobierno que habéis elegido." Un parcialismo gratuito que en semejante avispero no sirve de nada. ¿Acaso “los otros” no existen? Y esto se dijo cuando Israel enfrentaba los focos de terrorismo que le atacaban por todos lados.
Hizbula está en el Líbano, va para veinticinco años, no por amor a los libaneses sino para hostigar a Israel y, de paso, ayudar en la reducción de los maronitas... aliándose con ellos. No recordamos a la Iglesia advirtiendo del peligro que hay tras la frontera del sur, con docenas de facciones excitadas por la mezcla del islamismo con los agitadores comunistas, de los especialistas del marxismo y los agentes de la mezquita. Se supone que también deberían condenarse los actos terroristas de los “oprimidos”, ejecutados indiscriminadamente en supermercados (32 muertos), en autobuses (14 muertos), o en las calles más inocentes. Y no hacemos bien la cuenta, que seguramente olvidamos mucho que contabilizar.
No estamos con Israel pero sí debemos estar a favor de los derechos de un Estado reconocido por la ONU, incluida la España de Franco, de Felipe González y del señor Moratinos. No podemos aceptar la demagogia de los que atizan el terrorismo, su famoso “los vamos a echar al mar”, y luego gritan que les pegan. Lo que aquí señalamos es que la Iglesia tiene la primera obligación de defender a los suyos, especialmente la fe que es lo que les lleva al sacrificio. Nunca torciendo nuestros dogmas como dijo en Casablanca el Papa Juan Pablo II: «Nuestro Dios (Trinidad) es igual al vuestro (“sólo Alá es grande”)».
Parece broma, pero puede que la Historia Sagrada se repita: Irán-Dalila intentará cortarle a Israel-Sansón la melena atómica para que éste haga caer sobre todos nosotros la ruina de los filisteos.
Pedro RIZO

Saturday, September 09, 2006


La mayoría de los cristianos del Libano son fieles de los distintos ritos y tradiciones de las Iglesias Católicas Orientales. Así mimo lo son los cristianos de Egipto, Siria, Iraq, Irán, Turquía como también los católicos de Europa del Leste.
Por ello os tenemos que recomendar el nº 97 del Semanario Alba, en cuyas páginas centrales encontramos un Dossier sobre las Iglesias Orientales. Este Dossier nos ayuda a entender la tradición espiritual, los ritos y el estatus que estas grandes desconocidas tienen dentro de la Iglesia Universal.

Thursday, September 07, 2006

El Puzzle libanes número a número.


La extensa pluralidad religiosa y cultural de Líbano ha provocado una manipulación de las cifras reales de población. Según los chíitas, los cristianos habrían perdido su hegemonia hasta el 25%, siendo los musulmanes un 75% y de ellos el 50% chíitas. Otras cifras se obtienen de estrapolar el censo francés de 1932, cuando los cristianos eran el 55% del total de la población. la razón de ellos procede el reparto de poder entre las distintas comunidades. El presidente de la republica es un maronita, el primer minitro un sunita, el presidente del parlamneto un chíita y así sucesivamnete. pero las comunidade han modificado su demografí y especialmente la chíi se ha vuelto reinvindicativa. Aunque los acuerdo de Taif marcaron una reforma que dividia al 50% la representación parlamnetaria entre cistianos y musulmanes, las tensiones para la manipulación de las cifras subsiste.
Según el listado de ciudadanos inscrítos en el año 2000, en el Mninisterio de Interior libanes para obetener el derecho al voto. Los ciudadanos votantes eran 2.649.121 y la pobalación total estaría en 3.800.000 . Divididos en comunidades serían: Alawitas 18.491; armenios católicos 19.392; armenios ortodoxos 89.649; asirios 2.210; caldeos 2.893; chíitas 638.313; coptos 83; drusos 151.971; greco-católicos 146.644; greco-ortodoxos 226.488; judíos 5.956; catolicos romanos 11.333; maronitas 606.553; protestantes 18.230; sunitas 674.571; sirios católicos 10.076 y sirios ortodoxos 14.596. Entre las quejas de los critianos estaría la nacionalización concedida bajo dominio sírio de 300.000 sunitas, sirios, egipcios y palestinos. Por lo tanto la comunidad mayoritaria sería la sunita con el 24,4 %,le seguiría la chíita con el 24,1%. Por su parte la cristiana, los marnitas serían el 22,9%, que junto el 8,5% de los greco-ortodoxos y comunidades menores, otendrían en conjunto una presencia del 43, 3% de cristianos. El mayor porcentaje de población cristiana en un pais árabe, algo muy provocativo para el islamismo radical.

José Luis Orella