Thursday, May 22, 2008

Líbano, clave de la paz



El acuerdo firmado en Qatar entre el gobierno
y la oposición, pone paz en un momento
delicado. La elección de presidente en la figura
del general Sleiman, subraya el papel
del ejército como una de las pocas instituciones
neutrales del país. Sin embargo, el acuerdo
no resuelve ninguno de los problemas yacentes
en la pequeña nación del cedro. La
sociedad pluri-religiosa libanesa, ejemplo de
convivencia, sigue dividida en dos peligrosos
bloques, donde la influencia de Siria-Irán y
Arabia Saudita-USA juegan sus bazas estratégicas
sin importarles el futuro del país.
Por otro lado, Hezbollah junto a Amal
controlan la comunidad chií. La comunidad
chiíta tiene una fuerte demografía,
que provoca una fuerte emigración del
campo a las ciudades, sin escuelas, ni centros
sanitarios; el resentimiento es cada
vez mayor entre los jóvenes contra la oligarquía
sunnita. Son detalles que han
ayudado a que los sectores populares del
sur de Beirut, del valle de la Bekaa y del
sur del país, vean con simpatía la reislamización.
El partido de Dios proporciona
prestaciones sociales, sanitarias y escuelas,
que han sido financiadas por Irán. En
definitiva es un estado dentro de otro,
donde el ejército no tiene fuerza para dominar
la situación.
Entretanto, los cristianos se encuentran
divididos buscando su supervivencia. La falta
de unidad entre los cristianos es una de las
claves determinantes para un futuro en paz.
Los cristianos conforman el elemento identitario
principal de la pequeña nación libanesa,
muy vinculados con Europa a través del
Mediterráneo. La desaparición de la presencia
cristiana en Líbano señalaría la imposibilidad
de convivencia entre cristianos y musulmanes,
y el fin del único modelo parlamentario
árabe en Próximo Oriente. Líbano
es uno de los engarces culturales que comunica
Occidente y Oriente, su desmembración
o satelización por uno de sus vecinos,
ayudaría a la incomunicación de nuestras
culturas. Por eso se hace necesaria una estrecha
relación con la Unión Europea.



Jose Luis Orella.

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